Un Valencia, corazón, fútbol, Mestalla y un par, FINALISTA DE LA COPA DEL REY

El equipo lo da todo, se deja el alma, consigue algo casi imposible, y el 23 de abril lucharemos por ser otra vez campeones

Toni Hernández | 02 MAR. 2022 | 22:21
Gonçalo Guedes

El Valencia - Athletic de Bilbao era, una vez más, el partido de nuestras vidas. La salida no podemos ser otra cosa que intensa, y ambos equipos pisaban área contraria en el primer minuto. Eso sí, el juego era trabado, a trompicones y sin que nadie matara de verdad, aunque los visitantes parecían estar un punto mejor. En el 11, Bryan Gil se inventaba una jugada después de un rechace, y su remate se iba a córner por muy poco. Esa acción metía al Valencia en el partido, que era lo que estaba necesitando el equipo como el respirar. En el 20, la primera clara de ellos, que terminaba con una enorme parada de Mamardashvili… que quedaba en nada por fuera de juego previo, aunque servía para activar al georgiano.

Mediado el primer tiempo, aunque ya parecía antes, Gayà no daba buenas sensaciones, y Lato ya andaba calentando. En el 32, el capitán no podía más, y le cedía el brazalete a Soler, y su puesto a Toni. Llegando al 40, ambos conjuntos parecía que se daban una tregua, porque se había ido sin freno durante todo el partido. En el 41, la mas clara, con un balón al espacio a Williams, pero Mamar le leía milagrosamente la intención, y evitaba el gol. Pero en el 43, a la salida de una falla, Guedes recogía un rechace, hacía un quiebro, y marcaba un golazo brutal para levantar Mestalla como en las grandes ocasiones. En el 47, se podía matar el partido con una jugada eléctrica por la izquierda, zapatazo de Soler, pero el portero evitaba el segundo. Con el golazo de Guedes nos íbamos al descanso.

La segunda parte arencaba sin cambios. Los primeros minutos eran claros respecto a lo que se iba a ver, porque el Athletic buscaba campo contrario, y el Valencia esperaba para salir a la espalda. Un clásico como ya sabemos todos. Llegados al minuto 60, el guión era el mismo, no había demasiado peligro, pero todo seguía muy abierto. Además, Marcelino hacía cambios para tratar de darle un vuelvo al encuentro. En el 63, la primera nuestra, con una gran jugada de Foulquier que era rematada de chilena por Soler. Muniain ponía el nudo en la garganta en el 69, con un remate que se marchaba fregando la cruceta. En el 79, Bryan, que lo había dado todo, se marchaba dando paso a Yunus Musah. La renuncia al balón del equipo de Bordalás era un hecho, y eso siempre es un riesgo, aunque la presión seguía siendo alta y fuerte.

Lo locales intentaban que hubiera poco ritmo, que se jugara poco, que ellos no le metieran velocidad. Paulista se marchaba lesionado en el 81, y entraba por él Hugo Guillamón. El partido se rompía hacia el final, porque ellos atacaban a tumba abierta, había espacios, y se tenia que intentar aprovechar. Se añadían 6, y el asedio era implacable con balones aéreos. Cuando teníamos la pelota pretendíamos que no pasara nada, que no ocurriera lo más mínimo. En el 96 casi marca Soler en una jugada muy rara, y se daba otro minuto más. Pero ya no ocurrió nada más, salvo que Mestalla estalló como nunca. SOMOS FINALISTAS DE LA COPA DEL REY.