La historia llama a la puerta del Valencia

Nadie pensaba poder jugar esta partido hace unos meses, y cuando estas cosas pasan, hay que aprovecharlas al máximo

Toni Hernández | 02 MAR. 2022 | 00:04
Afición Valencia CF

Cuando la historia llama a la puerta del Valencia, o de cualquier otro club, lo que debes hacer es abrir la puerta de par en par, porque como decía mi padre, vete a saber cuándo nos vuelve a pasar. Él pertenecía a una generación muy jodida en la historia del Valencia, pero mucho. Nació en 1945, y disfrutó del primer Valencia europeo y de la Liga del 71, un referente para todo el valencianismo forjado en aquel tiempo. Vivió la Copa del 79 y la Recopa del 80, cuando tenía 35 años… y no volvió a ver a su equipo campeón hasta los 54. No quiero pensar qué pasaría ahora si pasáramos las dos décadas completas sin ganar nada, incluso bajando a segunda división.

Por eso, la gente de la edad de mi padre, valora mucho más partidos como el de hoy, porque sabes que los juegas cuando estás en ellos, pero es imposible predecir si será el último en mucho tiempo. Estos fríos datos estadísticos rompen algunos mitos, como que el Valencia “siempre” está ahí. Ojalá, pero es obvio que no, por lo que noches como esta valen mucho más. Nosotros podemos hacer hasta cierto punto, porque cuando el balón eche a rodar, más allá de dar aliento al equipo en todo momento y no dejar que el partido se enfríe nunca, poco más, pero hay que hacerlo. Y hay que hacerlo bien.

Por caprichos absurdos no podremos tener el 100% del aforo, que este es otro tema, porque vale que fuera no nos quiera nadie, pero que eso pase en casa es de traca, pero los que vayamos debemos hacerlo con el alma, con el escudo y la camiseta, y todo lo demás nos lo tenemos que dejar en casa, porque sí, porque es así, y porque no hacerlo no tiene ningún sentido. Puede liar un pitote bien gordo si te apetece el sábado contra el Granada, que será también un partido importante, pero no decisivo. Aunque repito de nuevo, que cada uno haga lo que le parezca. Me quedo con la historia y sus llamadas, que no son muchas, son selectivas, y esta vez parece que nos toca a nosotros.