Ahora ya nos podemos obsesionar en el Valencia con la Copa del Rey

Todo el entorno del Valencia ya nos podemos poner a pensar sólo en el partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey contra el Athletic de Bilbao en Mestalla. Desde el partido de ida hemos jugado 3 encuentros de Liga, y mi sensación es que no hemos tenido la mente ahí, sino en el duelo del día 2 de marzo. Todos, porque nos meto en el mismo saco y lo cierro. Y ahora ha llegado el día de jugar, y de ganar, claro. 

Pertenezco a una generación que ha tenido la inmensa fortuna de vivir muchos partidos como este, pero muchos, gracias a Dios. Desde aquella semifinal de Copa de 1993 contra el Zaragoza, que dejamos escapar de un modo incomprensible, en casi 30 años (tengo 47), he visto muchos encuentros como este. Y siempre me hago la misma pregunta: cómo puede ayudar el aficionado al equipo antes de que el árbitro diga que puede rodar el balón. 

La euforia, de puertas para fuera, siempre es buena, y nunca hay que pararla, porque es un sentimiento puro. Pero más allá de eso, lo que más ayuda siempre es generar un clima de confianza, de demostrar de versad que el equipo y su afición van cogidos de la mano, que somos la misma cosa, que vamos a pelear juntos cada balón, que no les vamos a dejar solos en el partido ni medio minuto. Decirles con hechos que ellos se dejen todo, que nosotros haremos lo mismo. Y que cuando todo acabe, pase lo que pase, nos podremos mirar pensando que se ha hecho todo y más. Así se ayuda a ganar partidos.