El estilo del Valencia y las estupideces del fútbol

Hoy se enfrentan en Mestalla dos maneras muy distintas de ver el mismo deporte, y si no respetas la forma contraria, es que tienes un problema grave

Toni Hernández | 20 FEB. 2022 | 00:05
José Bordalás

Criticar el estilo de juego del Valencia, o de cualquier otro equipo, me parece una solemne estupidez amén de una falta de respeto terrible. Aquí cada uno juega como quiere, como sabe o como puede, y eso de mirar por encima del hombro a quien no lo hace como tú me parece una pijotada del nivel de la altura del césped, que es otra muy usada demasiadas veces. Yo lo que quiero es que mi equipo gane, eso por encima de todo, y cuando hablo de mi equipo (el fútbol es otra cosa), tengo muy en mente a Maquiavelo: el fin justifica los medios.

A todos nos gustaba el Barcelona de Guardiola, porque Messi, Xavi, Iniesta y compañía eran un escándalo que yo, a mis casi 48 años, no he visto nunca. Pero para jugar a eso tienes que tenerlos a ellos, no hay más ciencia que esa. Cuando leo a quien sea, lo digo por Bilbao, Barcelona o Sebastopol, maldecir el juego del Valencia de Bordalás, en otro tiempo me hubiera cabreado y habría sacado la espada sarracena verbal para darle a todo el mundo hasta que no hubiera podido más. Pero la edad hace que estas cosas te las tomes de otro modo, y que te produzca una especie de sonrisa maligna, perversa. Vamos, que te descojonas de ellos hablando en plata, porque cuando les ves rabiar tienes claras varias cosas.

La primera es que vamos por el buen camino, y eso nunca gusta a los rivales. Y la segunda que Bordalás y su gente está haciendo las cosas como tocan, porque en caso contrario, nadie nos haría el menos de los casos. Esto es así desde que el mundo es mundo, y ya lo hemos por estos lares en el último cuarto de siglo: Ranieri sólo sabía jugar a la contra con el Piojo. Cúper era la barraca. Benítez era defensivo. Y así con los que queráis. Curiosamente, cuando hemos recibido más palos, cuando más han hablado del puto Valencia, más veces les hemos ganado a todos. Y hace muchos años que no creo para nada en las casualidades.