La peligrosa demagogia con la renovación de Carlos Soler

En el Valencia vamos a acabar matando a Carlos Soler. Lo llevo pensando, y diciendo, desde hace ya algunas semanas. Lo de cerrar rápido su renovación, y la de Gayà, tenía un doble sentido. Primero era el mensaje y la alegría que daría al entorno. Y lo segundo es que si se alargaba todo, si el jugador no iba como la luz, si tenía malos partidos, lo siguiente estaba claro porque es tan injusto como viejo, pero por desgracia, forma parte de esas reglas no escritas de este deporte, que se cumplen siempre de forma impertérrita.

El equipo no tiene medio centros, eso es algo evidente, y en Bilbao encima no estaba tampoco Hugo Guillamón, con lo que a Soler le tocó jugar ahí y sin un 6. "Es que no está, no aporta, no aparece". Para colmo de males, el árbitro se inventaba una falta suya que no era, y de ahí salía el 1-0. Los palos demagógicos alofraban como los caracoles cuando escampa la lluvia. Todo muy previsible, todo muy injusto, todo muy... Cuando ya tienes cierta edad y bagaje, y las cosas las ves venir de lejos, cuando pasan, encima te acabas cabreando mucho más.

Se puede dudar de Soler, en un mundo en el que todo vale sin duda, pero creo que es cruzar una línea que no tiene sentido, porque todos sabemos que este chico da todo lo que tiene, y que cuando está en su sitio, que es casi nunca, es un jugador absolutamente diferencial. No sé lo que pasará de aquí y hasta el final de la temporada, pero ambas partes deberían hacer un esfuerzo para cerrar esto cuanto antes, porque mezclar las cosas ya hemos visto que nos gusta a todos demasiado.