Cómo ha de ser y para qué debe servir el Nuevo Mestalla

¿Cómo ha de ser la nueva casa del Valencia? ¿Cómo se tiene que terminar de hacer el Nuevo Mestalla? ¿Cuál ha de ser su capacidad, sus servicios, su nuevo modelo de negocio que haga posible la entrada de dinero todos los días y no sólo cada 15 días? Estas cuestiones, que luego tienen muchas derivadas dependiendo de los gustos personales, son las que de verdad nos tendrían que estar ocupando el tiempo. Y mucho me temo que no es así. Partimos de una falta total de confianza en Meriton, y más aún en este asunto, que tienen parado desde el día que llegaron y con promesas que otros hicieron por ellos (el día que quiera alguno, que lo explique). 

Y ese pretexto es el que nos vale para ir contra todo lo que huela a la gente de Peter Lim, olvidando el pequeño detalle que eso puede supone un mal también para el Valencia, pero el relato es el relato, y no hay nada ni nadie que se pueda poner en medio del camino. Pero es que algunos seguimos pensando igual: nos da igual quien mande mientras al Valencia le vayan bien las cosas. Porque esa debería ser la máxima, aunque muchos han cruzado ya tantas fronteras que no saben ni en qué país están. El Nuevo Mestalla ha de ser grande, y cómodo, y moderno, con accesos y asientos del siglo XXI y no de principios del XX. La capacidad debe ser pensando en el presente y en el futuro. No podemos quedarnos en 46.000 espectadores, pero quizá ir hoy 63.000 (estadísticas de los últimos 20 años en mano, por más que duelan), tampoco.

Hay que crecer, y para eso hay que tener listos todos los mecanismos para ello. Y sobre todo, debemos tener un recinto que sea máquina de hacer billetes, que al final, el cambio es también para eso. Cómo se vaya a explotar todo esa nueva línea de negocio ahora mismo es vital, porque nos puede aportar un diferencial en ingresos que el Valencia necesita como el comer. Y si lo hace Meriton, pues bien. Y si no, también, pero siempre que el Valencia sea el gran beneficiado.