¿Es posible una compra valenciana del Valencia a Peter Lim?

Si no lo es, que todo parece indicarlo, nos encontramos ante un problema que sólo se puede arreglar, otra vez, con dinero de fuera

Toni Hernández | 14 NOV. 2021 | 08:30
Lim go home

¿Se puede hacer una compra a Peter Lim del Valencia “a la valenciana”? No me voy a cansar de hablar de este tema, o al menos preguntar en voz alta, porque entiendo que si no somos capaces de limpiar nuestra propia basura, como ya pasó en 2014, no tengo claro cómo vamos a poder exigir que lo hagan otros que están de paso y que no tienen el menor arraigo ni con el club ni con la entidad. No sé ya si hablar de empresarios valencianos o no. Son una especie de ente fantasma, que ha tomado cuerpo en contadas ocasiones, y todo ello para mandar un mensaje que, en el mejor de los casos, nos dejaba a todos fríos y sin nada que decir.

“Tenemos la ilusión y las ganas de comprar el Valencia, pero no tenemos el dinero”. Puede ser lo más parecido a un mazazo en la moral de todos nosotros. Ha habido, como sabemos, intentos o aproximaciones de gente de fuera, o al menos eso nos ha contado de forma interesada, pero Meriton sigue aquí, y Peter Lim, allí, es decir, a 12.000 kilómetros, en Singapur, en su casa. Donde por cierto no ha podido ir Bordalás, como tenía previsto en este parón. ¿Los valencianos podemos comprar el club entonces? Y como empecemos con el argumento de “no vale nada y ese señor no puede exigir tanto dinero”, hemos terminado casi antes de empezar.

Porque eso, con todo el respeto del mundo hacia quien pueda pensar así, no tiene ni pies ni cabeza. Una empresa vale lo que su propietario diga que vale, y no le demos más vueltas. Pero la pregunta no es cuánto pide Lim, que será la segunda, sin duda. La pregunta es si nosotros somos capaces de hacer una oferta seria para hacernos con el 83% de las acciones que tiene Meriton. Es un asunto sobre el que tocaría hablar, no tengo claro si reflexionar, pero desde luego tratar, porque si olvidamos la parte esencial de una SAD, que por desgracia es lo que somos, estamos equivocando el punto de partida para recuperar el terreno perdido, que ya es mucho, por cierto.