Las rotaciones de José Bordalás y el Valencia

Al técnico alicantino no le gustan, no le van, aunque sabe que no tiene más remedio que ir a ellas en determinados momentos, pero...

Toni Hernández | 29 OCT. 2021 | 08:15
José Bordalás

José Bordalás no cree en las rotaciones y, por lo tanto, siguen esta lógica, no tiene ninguna intención de ponerlas en práctica... salvo obligación. Esto explica lo que ya vimos en la anterior jornada ínter semanal (la del Sevilla), donde incluso con varios futbolistas lesionados, no hubo apenas cambios en el once titular en ninguno de los 3 partidos que se jugaron de domingo a sábado. Es posible que todo sea distinto si vemos al entrenador alicantino en el banquillo de Mestalla con el Valencia en competiciones europeas, pero eso no va a ocurrir este año, y por lo tanto, lo que se vaya viendo no nos puede extrañar. Aunque más allá de todo esto, la cuestión es otra.

¿En qué posición quedan los jugadores que están contando menos para Bordalás? Porque está claro que si no hay rotaciones, los futbolistas que son el núcleo duro del once son los que juegan, y los demás deben esperar su oportunidad. Bien desde el banquillo, donde se han ganado pocos puntos, bien esperando que “caigan” los que van por delante de ellos. Los resultados con parte de la columna vertebral KO son los que son, aunque el juego (salvo contra el Sevilla) y los merecimientos fueron muy distintos a lo que finalmente reflejó el marcador.

Lo que está claro es que este equipo necesita hacer su plantilla más larga, porque es inviable que podamos llegar a Europa con 11-12 jugadores. Y para eso, varios integrantes del grupo deben dar un paso adelante en el rendimiento individual. Algo que al menos haga pensar cada semana a Bordalás, que si no cree en las rotaciones seguirá sin hacerlo, porque eso no cambia de la noche al día, pero siempre ha demostrado ser un tipo justo que sabe valorar los méritos de cada uno. A él no se le puede acusar de nada, excepto de ser sincero y decir públicamente lo que piensa y cómo le gusta actuar. Y si eso es malo, el problema es otro muy distinto, por supuesto que sí.