En las manos de Carlos Soler y José Luis Gayà

El Valencia, este Valencia que nos ha tocado vivir en estos tiempos tan duros, está en manos de tipos como Carlos Soler y José Luis Gayà. Dos valencianos, dos valencianistas, dos canteranos, dos jóvenes a los que les ha tocado ser los líderes de un vestuario quizá demasiado pronto por las circunstancias, pero que ni se han arrugado ni se han escondido. En los partidos después estarán mejor o peor, porque esto al final es juego, un deporte, y se depende de mil factores.

Pero como me dijo esta semana el gran Mario Selma, “la aptitud se trabaja, y la actitud va de serie”. Ellos dos, por todo lo que respetan (y también alguno más), son el Valencia, los que mantienen erguida la bandera, los que no han dejado que este equipo se caiga. Y probablemente, hayan evitado también la caída del club, que es mucho más importante. Me gustaría que ambos fueran los que remataran la permanencia, no porque sea nada para celebrar, sino porque hay fotos que se nos deben quedar en la memoria.

Ricardo Arias no sonreía el día que el Valencia volvió a Primera. Estaba serio, cuando todo a su alrededor era alegría. Sabía lo que estaba pasando. Es posible que Soler y Gayà sean los herederos de Richard, y de otros tantos, aunque la generación que vivió el 86 sabe que nada es comparable a aquello. Son los nuestros, confianza plena en ellos, y orgullo de tener a gente como ellos en el Valencia, porque al final esa es la esencia que genera el arraigo y el sentimiento de pertenencia. El que hace que los niños piensen en ser como ellos el día de mañana.