La fuerza de Mestalla y la compra del Valencia

Si todo está como ahora cuando el público vuelva a los estadios, en el casi centenario coliseo puede vivirse el ambiente más brutal de la historia

Toni Hernández | 28 FEB. 2021 | 08:00
Mestalla

“La fuerza de Mestalla, el estadio lleno, clamando contra la propiedad, echará a Peter Lim del Valencia”. Desde luego, si cuando los aficionados podamos volver a los estadios Meriton siue aquí, y más con la actitud de los últimos 18-20 meses, puede ser el peor ambiente que se haya visto nunca en el casi centenario coliseo blanquinegro. Y aunque desde luego merecen esa vergüenza pública, como le ha pasado a todos los dirigentes de la historia cuando no han hecho las cosas como toca, no es algo vaya a ser agradable para nadie.

No me gusta ver a mi club en los medios cuando es para cuestiones negativas, aunque los pitos y gritos que se pudieran producir en ese momento no llegaran si quiera a cubrir una mínima parte de las cosas hechas en este tiempo, y que tan tocados nos han dejado en muchos sentidos. Pero más allá de todo eso, seguimos estando equivocados en el modo. Esa presión social y mediática hace su papel, pero Lim sigue viviendo a 12.000 kilómetros, y esto es una cuestión de dinero. Intentamos solucionar problemas de hoy con remedios de ayer, y eso no va a funcionar. Y repito, se merecen ese escarnio público como nadie en más de 100 años. Pero si hablamos de sacarlos del club, el método es otro.

Lim no se va a marchar sin no vende sus acciones, y para que eso pase se necesita un comprador que le pague lo que pide. Mucho o poco, pero que se lo pague. Y además, que asuma todas las deudas que tiene el Valencia, espacialmente con los bancos, además de comprometerse, y esta vez por escrito, a terminar el Nuevo Mestalla. Hablamos de varios cientos de millones de euros, muchos de ellos a pagar por delante. Si obviamos todo esto nos hacemos trampas. Y como los que son medianamente inteligentes habrán visto, esto no va de blanquear o ennegrecer a nadie, sino de hablar de la dura realidad.