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Opinión/ Tras meses de condescendencia y actuaciones flojas el equipo casi tocó fondo ante el Real Madrid, si no cambian muchas cosas el futuro se antoja negro

Jose Hernández | 15 FEB. 2021 | 08:03

José Luis Gayà admitió tras la finalización del partido que al Valencia le había faltado intensidad. Lejos de ensalzar la sinceridad del capitán sus palabras deberían hacer reflexionar a todos, porque lo que es intolerable es que un conjunto como el Valencia salga al campo con esta predisposición. Algo que es muy grave se ha empezado a ver con normalidad, y el equipo es un fiel reflejo de su entrenador. Todos son responsables y desde luego la imagen del Valencia en la tarde de ayer debería tener consecuencias, no puede valer todo.

Lo triste es que no se tomarán decisiones contundentes debido a la inacción del club, para el propietario es suficiente con mantener la categoría y cumplir el expediente de ventas en el mercado. Durante meses muchos han repetido hasta la saciedad que la plantilla del Valencia merecía elogios y aplausos por su entrega. La condescendencia fue la tónica general y al final se ha conseguido que los jugadores crean el discurso; aspiran a poco y son capaces de salir ante el Real Madrid sin intensidad. Es el resultado de semanas en las que ni se ha trabajado bien ni se han marcado objetivos a la altura del nivel real y el sueldo de los futbolistas.

En un club normal Javi Gracia no se sentaría en el banquillo ni una jornada más. Por supuesto, en un Valencia normal muchos futbolistas que ahora son titulares ni siquiera contarían y por descontado, en un contexto normal la plantilla notaría la exigencia de vestir la camiseta de esta entidad. Se ha llegado al extremo en el que todo sirve, lo más penoso es que el Valencia vuelve a mirar hacia abajo en la tabla y no se puede confiar a medio plazo en un grupo y un entrenador que con partidos como el de ayer demuestran su poca profesionalidad y falta de amor propio. El gran problema del Valencia CF es Peter Lim (no hay que desviar el foco nunca), pero no debería servir de excusa para una plantilla que vive acomodada dentro de un ambiente de poca exigencia.