Lo que nos gusta dar palos cuando se van canteranos del Valencia, y la nula paciencia que se tiene con ellos

Cuando alguiense de la casa se marcha montamos un juicio sumarísimo, pero cuando está, no les perdonamos nada y tenemos paciencia cero

Toni Hernández | 02 FEB. 2021 | 09:00
Hugo Guillamón

Cuando un jugador de la cantera del Valencia se marcha, montamos un drama y un juicio sumarísimo porque aquí no apostamos por los de casa. No hablo de Meriton y su política, hablo de la historia de este club, que esto no es nuevo. Y además, siempre con un rosario de tópicos que dan entre risa y vergüenza, porque siempre son los mismos, y nadie se para a analizar nada, simplemente lanzamos sapos y más sapos. Y no hablo sólo del aficionado, porque la prensa somos igual, que al final todos vivimos en la misma ciudad.

Cuando juegan como titulares con 18 ó 19 años, o con 20, deben estar siempre a un nivel estelar, deben ser los mejores, los que ganen los partidos. En caso contrario, es que no tienen nivel, es que juegan porque no hay más, es que ese de dónde ha salido, es que renueva y ya se ha acomodado, o una de mis favoritas de siempre: hay que cedelo para que se haga. Siempre es lo mismo, no cambia nunca, y eso, a críos como los que tenemos ahora, les pasa factura, como no podía ser de otro modo.

En cada derrota, o en cada partido que no se gana, los señalados son siempre los mismos, con más o menos argumentos, pero siempre los mismos. Jaume siempre es culpable, de todo. Correia, que no es de casa, pero tiene la culpa de todo. Guillamón, al que había que renovar en verano o el club explotaba, resulta que no tiene nivel. Carlos Soler no tiene nivel para ser el cerebro del Valencia (Parejo con 23 años, tampoco). Gayà es que está desquiciado. Yunus se ha acomodado. Lee es el enchufado. Lato no tiene nivel. Y así, con todo y con todos. Eso sí, un día se largan, y es que el Valencia, de quien sea, no apuesta por la gente de casa.