La caída libre y sin frenos del Valencia, ¿hasta cuándo?

Opinión/ No hay forma más triste de cerrar este año que asumiendo la realidad del Valencia CF, el miedo aumenta cada día

Jose Hernández | 31 DIC. 2020 | 08:10
Valencia CF

Nos gustaría poder despedir este año tan nefasto con una pequeña dosis de ilusión deportiva, pero lamentablemente el valencianismo no puede hacerlo. El equipo ha entrado en una dinámica muy negativa y ya se habla abiertamente de que el objetivo es mantener la categoría. En estas semanas se han ido apagando las voces de los que hasta hace bien poco protegían a los responsables del caos; hasta ese reducido grupo de defensores a ultranza de Meriton se ha rendido a la evidencia. La actitud de la plantilla era el último eslabón que permitía mantener un hilo de esperanza, y lo seguiría siendo si no aparecieran signos de poca profesionalidad y compromiso como los que se vieron ayer en Granada. El entrenador hace tiempo que no cree en el proyecto, se bajó del barco el día que puso su cargo a disposición y el equipo es un reflejo de su espíritu.

Y mientras tanto Peter Lim continúa en Singapur (o eso creemos ya que hace demasiado tiempo que no ofrece ninguna señal), a miles de kilómetros de una ciudad que contempla impotente la forma en la que su club más representativo naufraga entre la compasión de los rivales. Hay que ser francos y directos. Es necesario mantener la cabeza fría con el fin de ayudar a que no se confirme el desastre total, pero debemos ser realistas y objetivos a la hora de analizar lo que está ocurriendo: pocas veces se ha visto en el fútbol español una caída similar de un club en tan poco tiempo. Quizá el descenso del Atlético de Madrid en el año 2000 sea el único ejemplo parecido, porque el Valencia que bajó en los ochenta ya venía herido de muerte desde mucho tiempo atrás.

Meriton había conseguido enderezar unos primeros años muy malos confiando en gente preparada, lo tenía todo para firmar una etapa de éxitos que pudiera prolongarse e ir construyendo cada vez un club más fuerte. Sin embargo en el último año y medio decidió iniciar el camino hacia la autodestrucción. Y no fue solo el error de cesar a Marcelino, sino que desde ese momento encadenó despropósito tras desproposito. Decisiones inentendibles que terminaron en un proceso de liquidación total de la plantilla el pasado verano sin explicaciones razonables. A todo ello tenemos que unir las mentiras, el pasotismo y en ocasiones hasta la arrogancia. Incluso no se cuidaron detalles tan prescindibles como los mensajes de la hija del propietario; una anécdota sin importancia dirán algunos, pero lo triste es que la gestión de Meriton está cargada de estos pequeños deslices que no favorecen a la imagen y estabilidad del club.

¿Hasta cuándo? esa es la gran pregunta con la que cerramos este año para olvidar. El regreso del público a Mestalla cambiará muchas cosas ya que el pueblo se pronunciará, pero para que la presión social tenga efecto hace falta un plan de salvación realista y económicamente viable. Será la única manera de forzar a Peter Lim a que venda su paquete accionarial y pase a la historia para siempre, a la historia más negra del Valencia CF y del fútbol español. Ojalá la caída al vacío termine en el año 2021 que mañana estrenaremos, y ojalá lo haga con un Valencia CF todavía vivo.