El relato interminable de las victorias del Valencia ante el Madrid

El Valencia CF tiene problemas muy graves y difícilmente solucionables, pero el fútbol español también los tiene. La monopolización del campeonato que llevan a cabo Real Madrid y FC Barcelona está haciendo mucho daño a La Liga, y pronto se pueden pagar las consecuencias. En los últimos años la exportación del producto vivió del permanente duelo entre Cristiano Ronaldo y Messi, una estrategia totalmente equivocada pero rentable cuando ambos estaban en su mejor momento. Ahora, con un Messi venido a menos y en la parte final de su carrera, y con Cristiano lejos de nuestras fronteras, La Liga va perdiendo interés en el extranjero. Evidentemente nadie se ha preocupado de cuidar un campeonato que tiene un potencial de base extraordinario más allá del lógico atractivo que siempre rodea a los dos grandes.

Y decimos esto porque es algo demasiado instaurado en el entorno futbolístico y los medios nacionales. Esta semana lo hemos vuelto a comprobar y ha sido el Valencia el gran damnificado por parte de la crítica. El Real Madrid hizo un mal partido en Valencia pero muy pocos han sido capaces de reconocer el trabajo realizado el domingo por el equipo de Gracia. Resulta por lo menos chocante que se hayan abierto debates en torno al VAR justo en la semana en la que el Real Madrid tuvo que hacer frente a tres penaltis en contra (de los tres únicamente uno discutible y sujeto a interpretación), los de Zidane no perdieron en Mestalla por el arbitraje. No se escucharon tantas críticas al sistema tras el confinamiento, cuando el Madrid recibió clarísimas ayudas arbitrales en varios encuentros; aunque esto es la historia de siempre y será difícil de cambiar.

El Valencia es uno de los grandes perjudicados en esta batalla en la que no se juega con las mismas armas. Gran parte de la afición del Real Madrid (y por descontado de la prensa con sede en la capital) sigue teniendo un rencor especial al Valencia. Incluso ahora que el club camina entre tinieblas y en horas bajas, no es extraño leer comentarios de burla e incluso de malos deseos: "Me alegraría el año que el Valencia descendiera" (como afirmó en Twitter un periodista afín al equipo merengue la semana pasada). Con este caldo de cultivo no impresiona para nada que tras un partido como el del domingo, muy pocos hayan alabado las virtudes del Valencia y su trabajo. Así funciona el circo futbolístico, pero hay que reconocer que en ocasiones es agotador.

Lo que sí queda claro es que el Valencia sigue siendo un club que no crea indiferencia a pesar de los despropósitos y la autodestrucción permanente. Esto es una buena noticia y un signo de grandeza, incluso en los momentos más caóticos el Valencia es capaz de dar un golpe sobre la mesa y meter el dedo en la herida. Se seguirá hablando de Zidane y los imaginarios errores del VAR como causantes de la humillación que vivió el Real Madrid el pasado domingo, pero al menos estos días hay argumentos para sacar pecho desde Valencia...ya tocaba un momento así.