Las notas del Valencia 19/20: Albert Celades
Siendo inexperto parecía haberse ganado al grupo, durante meses se compitió y bien, pero algo pasó que lo tiró todo al suelo
Jamás hubiera elegido a Albert Celades como entrenador del Valencia una vez cesado Marcelino. Lo he dicho desde que el catalán entró por la puerta. Pero como a servidor no le tocaba decir quién era el siguiente técnico, sino analizar su trabajo y su rendimiento, también he comentado que me parecía un tipo inteligente. Por eso su final me despista, porque no tiene sentido sino es por una serie de cuestiones que no conocemos bien ni de verdad, y que han dinamitado por dentro el vestuario en todos los sentidos.
Hasta diciembre el equipo compite bien, está en octavos de Champions y a un partido de los 4 primeros. La segunda vuelta se empieza a 4 puntos del tercero, y con sensaciones buenas, después de ganar al Eibar en Mestalla. ¿Qué pasó desde ese momento y hasta marzo, y sobre todo, después del parón a causa de la crisis del COVID-19? Los abrazos de Parejo el día del Ajax o de Paulista el del Atlético de Madrid habrían sido icónicos con Marcelino, y aquí pasaron por alto. Hablamos de dos pesos muy pesados dentro del grupo, que mostraban públicamente su apoyo al técnico. ¿De repente eso se pierde de la noche a la mañana? Las sensaciones del grupo antes de volver a jugarse eran buenas.
Había sonrisas, gente a tope físicamente, y muchas ganas de terminar entre los 4 primeros. Se hace un penalti tonto en el 92 contra el Levante, no se gana, ¿y adiós a todo el trabajo de meses? Celades acabó superado y saturado, y no sólo por el fútbol, eso es evidente. Tiene pinta de ser un buen entrenador, y servidor era de los que confiaba en que se hiciera en el Valencia, porque una vez aquí, era bueno para todos. Pero no. Sin ser Ayestarán o Neville, ni mucho menos, se lo ha tragado este año tan complicado.