Grandes misterios de la historia del Valencia: ¿nadie vendió sus acciones a 600 euros?
Es una cuestión curiosa, porque aunque las colas eran ingentes en todos los despachos donde se compraban, parece que aquello sólo fue un sueño...

“Yo no vendí mis acciones del Valencia como hicieron otros”. Si preguntas a casi cualquiera, ahora resulta que nadie fue a las oficinas de Paco Roig, a las de Juan Soler o a las del club, para cobrar 600 euros, o más, por sus títulos como “dueño” del club. Porque claro, las acciones fueron a parar a manos de otros por ciencia infusa, porque tenían vida propia, porque una mañana decidieron cambiar de dueño ellas mismas. Cuando negamos la evidencia es cuando empezamos a quitarnos la razón a nosotros mismos. Compramos en los 90 a 8.000 pesetas...
Algunos volvimos a hacerlo en el 97, y también en 2009 (aunque fuera una tomadura de pelo sin precedentes y una desvergüenza absoluta). Y muchos vendieron por las cantidades que he dicho antes. Muchos. Mi familia sigue teniendo las mismas acciones desde 1997, y hasta algunas siguen a nombre de mi padre, que se fue ya hace 13 años. Nos dejamos llevar por avaricia a corto plazo, y luego lo hemos terminado pagando. He discutido muchas veces con mucha gente sobre este asunto, especialmente con Chimo Ríos Capapé, y aunque todos tenemos nuestras razones y argumentos, en el momento en el que hubo una concentación de acciones, la venta del Valencia era cuestión de tiempo.
O mejor dicho, la compra. Si a eso le unimos una pésima gestión, y una ampliación de capital, la de 2009, que regaló la entidad a los políticos, era un proceso que estaba cantado. Pero el origen fuimos nosotros. ¿Cómo volver al pasado? Muy “sencillo”. Con dinero, con el que haría falta para volver a comprar todas esas acciones. Y con gente que lidere ese movimiento, que tendría que ser alguien impoluto, sin mancha ni afiliación. En este lío nos metimos nosotros, y no veo que estemos dispuestos a sacarnos salvo gritando en twitter y en la calle. Y Dios quiera que pronto en Mestalla.