Mestalla sabe que el Valencia necesita su alma 90 minutos, no se lo repitamos más veces

A Mestalla no hay que decirle que hoy se deje la vida y la garganta animando al Valencia contra el Chelsea, porque si hay alguien que tiene muy claro cuál es su papel en este encuentro, es la afición. Tendemos a tratarla con un paternalismo que a mí me molesta especialmente, y es queda a estas alturas y con todo lo vivido, ponernos a pedir el apoyo no tiene sentido, porque es como decirle al niño “no te olvides de ir al cole” o cualquiera de nosotros “no dejes de ir trabajar”. Ya sabemos lo que tenemos que hacer, somos responsables para hacerlo, y desde luego, lo hacemos. Aunque dejando al margen esto, sí que hay algo en lo que debemos incidir y hasta coincidir, siempre y cuando todos sintamos lo mismo cuando el Valencia marca un gol.

Hoy, realmente como cualquier partido, es día de empujar como animales 90 minutos, de sufrir como perros sin comer una semana, y de apretar el trasero hasta quedarnos sin respiración. Hoy en Mestalla no hay espacio para nada más. Porque los que nos jugamos pasar a octavos de final somos nosotros, los jugadores y la afición, esos que llevamos más de 6 años sin hacerlo y 12 sin tocar los cuartos de final. Y los que manden o no manden nos tienen que dar igual, pero mucho, porque hoy juega nuestro equipo, nuestros sentimientos y hasta nuestros recuerdos. Y eso merece y exige que, si decidimos ir al campo, lo que dure el partido sea de verdad insoportable para el rival y no para nosotros mismos. Y dicho esto, que cada uno haga lo que le dé la real gana.