Levante - Valencia: el derbi de la vergüenza
Sólo nos queda pedir a todos que no pase nada, que no debemos arrepentirnos por jugar un partido a una hora absurda y todo acabe bien
Este Levante - Valencia es el derbi de la vergüenza, se mire por donde se mire, y a ello está contribuyendo todo el mundo. Aunque conviene especificar el concepto “todo”. Que este encuentro se vaya a jugar en la ciudad del Turia un 2 de septiembre a las 12 del mediodía, con previsión de temperaturas altas y de sensación térmica por encima de los 35 grados, y esa humedad que como dice Carlos Goñi en su canción “dentro de ti”, te juzga sin piedad (habla también del invierno, pero sirve lo mismo). Que alguien haya aprobado esto es de juzgado de guardia, pero de ir y denunciarlo de verdad, porque Dios no quiera que pase nada durante el partido, pero que puede ocurrir es evidente. Javier Tebas hace lo que entiende, pero con el consentimiento de todos los clubes, no lo olvidemos. Está claro que se vive el mejor momento económico del fútbol español (por eso los dirigentes callan), pero hay cosas que no se pueden permitir.
Que el Valencia y el Levante no se hayan plantado, no hayan exigido un cambio de horario del partido, resulta incómodo, bochornoso, indignante, porque ambas entidades habrían contado con el apoyo absuelto de sus aficiones, sin lugar a ninguna duda. Y nadie en todo el fútbol español habría puesto un solo pero a que esto se hubiera dado, igual que ha ocurrido con otros encuentros este mismo fin de semana. Pero aquí no, y eso alimenta la sensación que somos tontos o tenemos cara de serlo, ya que no es de recibo que se juegue a ese hora en esta fecha, y con la previsión meteorológica presente. Y la culpa la tienen los dos clubes que juegan, y no vale echarle la culpa a la Liga, que si hace lo que quiere es porque le dejan, como los niños malcriados.