Quiero un derbi de verdad: 90 minutos a muerte sin amigos y acabar orgulloso de mi ciudad

Después de una semana de baño y masaje, y alguno haciendo más el ridículo que el papel de ultra, toca ver las cosas de verdad

Toni Hernández | 16 SEPT. 2017 | 00:01

Levante - Valencia, derbi de la capital del Turia en Primera. Me gusta cómo suena, porque me gusta que se juegue, aunque lo que más me apetece es ganar, ganar bien, sin paleativos y con solvencia. Porque a un derbi se viene llorado de casa, uno se olvida de todo el buenismo que hemos vivido esta semana, que se puede estar muy orgulloso de este partido, como es el caso, y no perder de vista que no se reparten caramelos, sino que hay en juego 3 puntos y el poder salir a la calle todo el fin de semana recordando al vecino quién manda en este del fútbol en nuestra ciudad. Una rivalidad de verdad, no una de frikis que se ponen en evidencia o esa otra de "amigos para siempre", que tampoco tiene sentido.

Me gusta que mi ciudad tenga este partido, y me gusta que lo viva intensamente, al extremo, que sea capaz de llevar al límite los sentimientos, y luego seguir siendo todos valencianos, que a fin de cuentas, es lo que somos. Recuerdo la última vez que se jugó este partido, en víspera de fallas de 2016. Ganó el Levante 1-0, y en mi falla había paellas. Recuerdo esa cara de Quico Catalán al llegar que no cabía por el Mercado de Colón, como tocaba. Pues yo quiero eso mismo, y luego poder irme a tomar una cerveza con mis amigos del Levante y poder decirles que les hemos dado una buena paliza. Un derbi es eso, no decir tonterías, no es tan complicado.