Toda la verdad sobre la compra-venta del Valencia

Quizá haya que hacer como algunas veces en el colegio, recordar viejos conceptos para no olvidar dónde estamos y porqué razones

Toni Hernández | 19 JUL. 2017 | 00:01

Toda la verdad sobre la compra-venta del Valencia sería para escribir un libro, o varía, y largos, muy largos. Porque todo lo que ocurrió en aquel tiempo, no tan lejano, en el que Amadeo Salvo tomó una decisión totalmente lógica, pero de forma más que desordenada, tiende a olvidarse, incluso parece que para algunos ni pasó. El Valencia tenía dos salidas. La primera era una ampliación de capital, a la que nadie habría ido de todos esos insignes valencianos y valencianistas que luego sacan pecho y amenazan con que si tienen que salir, saldrán. La segunda era vender el club a un inversor extranjero, porque nacionales no había, y de la "terreta" menos. La conclusión es que NADIE de aquí puso nada para poder evitar lo inevitable.

Cuando Peter Lim tuvo que abonar 90 millones de euros del crédito que las instituciones públicas le dieron a la Fundación y que jamás se pagó (el gran gestor Manolo Llorente y la multa de 24 kilos de la Unión Europea), nadie dijo nada, todo era normal. Nadie miraba a Singapur o a Londres para preguntar por la cotización en bolsa de sus empresas. "El chino paga la fiesta". Así somos, quizá no todos, pero sí muchos. Y cuando el "chino" ha dicho que no ponía uno más, sino que había que generarlos, entonces ha venido el drama y los lloros. Y voces que defendían su llegada al club bajo pena de antivalencianista para todo aquel que no profesara pleitesía absoluta al nuevo líder, ahora quieren dar lecciones de moral. Somos una ciudad increíble, para todo, lo bueno y lo malo.