La dimisión de Cesare Prandelli como entrenador del Valencia

Se lleva especulando tiempo con esta opción, el italiano aprieta, pero de ahí a que haya "amenazado" con ello, puede ir un mundo

Toni Hernández | 23 DIC. 2016 | 08:30

La dimisión de Cesare Prandelli como entrenador del Valencia es un concepto que lleva pululando por el aire cierto tiempo, con mucha fuerza los días del viaje del técnico con Layhoon Chan y García Pitarch a Singapur para ver a Peter Lim, a cuya vuelta todo parecía bastante más calmado y con la hoja de ruta clara. El dueño dio su palabra de hacer fichajes, pero también les dijo que tendría que haber salidas porque no se pensaba salir del Fair Play Financiero, y más con la multa de Bruselas a la espalda. Uno que ya es mayor, lee cosas, oye cosas y ve cosas, y como el fútbol es cíclico, es decir, todo se repite aunque sea con personajes nuevos, el sainete está claro: Prandelli quiere refuerzos de nivel, algo lógico. Tiene a su hombre de confianza, Antonelli, que mueve y conoce el mercado pero no es amigo de Suso. Propone jugadores que no se aceptan de salida. El italiano se enfada y filtra (porque nadie se inventa nada), que podría dimitir si no vienen jugadores hechos. Y ya la tenemos.

Más viejo que andar, no cabe duda. Prandelli se está jugando su prestigio y el Valencia el futuro, y quizá, más que hacer cada uno la guerra por su cuenta, deberían aunar esfuerzos y tener claro que lo mejor para todos es ir de la mano. El factor García Pitarch es ahora la nota discordante, tampoco me cabe duda, porque el director deportivo y el técnico no van por el mismo camino, y aquí Peter Lim debe tener la última palabra, porque dos gallos no pueden mandar en el mismo gallinero. Hacen falta jugadores hechos, yo también lo pienso así, y la lista de Prandelli me gusta, aunque esto no deja de ser fútbol. Creo que el entrenador que tiene ahora el equipo es un perfil perfecto para tener una transición hacia un futuro a corto plazo mejor, es un Ranieri de la vida que no tiene miedo a nada, pero que necesita respaldo total. Pero de ahí a que vaya a dimitir, ya, quizá haya demasiada distancia.