A Jorge Iranzo, con afecto, respeto y y todo el cariño del mundo

Su muerte me ha cogido fuera, me costó un buen rato reponerme, y más tiempo aún escribir sobre él sin caer en tópicos, porque era un tipo distinto

Toni Hernández | 15 NOV. 2016 | 08:17

Hace apenas unos días me lo cruzaba por el barrio, porque hemos sido vecinos muchos años, y me preguntaba en qué andaba ahora, pero siempre con ese tono de voz particular que tenía Jorge, y con esa retranca valencianista que le acompaña: "hagas lo que hagas, nunca dejes de ser del Valencia". Jorge Iranzo es quizá el tipo más especial que he conocido en casi 25 años dedicado al fútbol profesional, ya no sólo porque siempre se le pudiera ver en los viajes del equipo o que renunciara a otras cosas en su vida cotidiana por tener su pase en tribuna, era por cómo sentía y transmitía el Valencia, cómo hablaba de su club, cómo te hacía partícipe de esa forma de vivir. Estoy enfadado con él porque no me dijo nunca que estaba enfermo, que estaba mal. Pero a Jorge se le perdona eso y más.

Jamás he visto en mi vida a nadie tan optimista como él, tan pasional sin perder las formas ni el razonamiento, tan valencianista sin necesidad de rasgarse las vestiduras. Era un hombre bueno y entregado, que en los últimos años lo pasó a nivel personal como muchos españoles, y eso le afectaba a la hora de su única pasión: seguir al Valencia. Recuerdo no hace mucho que los dos coincidimos en un bar de nuestro barrio viendo un partido del equipo de fuera de casa. Nos miramos y nos dijimos "con lo que hemos sido, que nos hemos visto en París o Milán, y ahora nos toca seguirlo aquí". Su respuesta, como siempre, especial: "lo primero es que vamos a ganar, y lo segundo es que el Valencia se siente donde estés y como la vida te permita". Voy a echarte de menos, voy a extrañar no verte por el barrio, voy a echar en falta a un tipo que siempre diga "tranquilos, que este partido lo ganamos". Donde esté, un abrazo Jorge.