El Valencia de Cesare Prandelli: paciencia y confianza absoluta, receta sencilla

El entrenador del Valencia es la piedra angular de este proyecto deportivo, que sí, ha llegado tarde, pero que está aquí y ahora para trabajar y crecer

Toni Hernández | 09 NOV. 2016 | 00:04

La situación de este Valencia de Cesare Prandelli, a nivel sólo fútbol, puede dar de sí dos posiciones, incluso tres, pero hay una que es tan tibia que no la cuento: por un lado se puede ser destructivo a más no poder, y hasta con ciertas dosis de razón y de razonamiento (algunos, porque otros olvidan que los lodos que puedan haber hoy vienen de los barros que ellos generaron o ayudaron a generar). Y por otro se puede ser sensato, lógico y constructivo, algo que nadie valorará ni agradecerá, ,mucho más ingrato que lo primero, pero aunque alguno no lo vea o quiera ver, muchísimo más productivo. El técnico italiano vino a poner orden en el gallinero que había dejado Ayestarán en todos los sentidos, luego a hacer competitiva a una plantilla que es mucho mejor que el puesto en la tabla que ocupa, y por último, a llevar al Valencia donde le toca y no donde está, que quizá es lo que merece, pero no es su sitio en ningún caso.

Querer que esto pase de la noche a la mañana es muy humano, muy valenciano y muy del fútbol, pero dejando de un lado esto, lo que está claro es que si no dejamos trabajar a este hombre y hacer lo que deba hacer, cortando por donde deba cortar y ejecutando lo que deba ejecutar, estaremos igual de perdidos que con Gary Neville. A Prandelli hay que tenerle fe, y eso supone a veces creer en lo que se ve, o al menos no se puede ver ahora. Hemos pasado de venerarlo casi sin conocerlo a mirarlo con cara rara por un once que no acababa de gustar y dos cambios que quizá fueron tarde. Ni había hecho nada para encumbrarlo a los altares, ni tampoco se le puede matar por no ganar cada partido como si el equipo fuera una máquina perfectamente engrasada. Dos opciones, incluso tres: destruirlo todo, apoyarlo todo tirando de fe, ser meros espectadores "a ver qué pasa". Cada uno elige.