La estupidez de besarse el escudo de la camiseta

Hace años que tengo una frase para este tema, y que un tipo inteligente como Paco Polit también lo piense, me la ha refrescado

Toni Hernández | 07 SEPT. 2016 | 15:05

Cuando un jugador se besa el escudo de la camiseta, se debería limpiar las babas, o cuando se lo señala con el dedo, guardárselo donde la quepa, porque esos gestos son faltas de respeto a la institución que representan, y cuando en un tiempo se vaya a otro sitio a hacer su trabajo, que esto es un trabajo, señalará otro, y luego otro... Cuando aficionados de un club, y han sido los del Valencia con Munir, le piden al futbolista de turno que se bese el escudo, no sólo no lo entiendo, me cabreo, porque es lo mismo que cuando te compras una camiseta de tu equipo y le pones el nombre de la estrella o estrellita del momento. ¿Y luego qué, la quemas y lo subes a Twitter? Nos encanan después de los dramas, "mercenarios", "no sienten la camiseta". Es que ellos no están para sentirla, están para sudarla. La sienten los de la de grada, no de los verde, y aunque al final todo vale porque no hay principios, los melodramas después no pueden valer igual.




Besarse el escudo... Vamos a centrarnos. A todos los que nos gusta el fútbol tenemos nuestro equipo, somos de un equipo, nos gusta y queremos que gane. Y luego está lo de dar de comer a tu familia, que eso se hace con tu trabajo, no con tu afición. A cualquiera que trabaje en un club de fútbol se le debe pedir que sea profesional, que lo de todo en todos los sentidos profesionales, pero no se le puede pedir que sienta unos colores. Es que eso es absurdo por definición. Primero porque eso, si se llega a dar, que es posible, será con el tiempo y vivendo experiencias que marcan, no el primer día y recién aterrizado. Pedimos cosas absurdas, y luego nos llevamos decepciones descomunales. A los profesionales hay que pedirles que lo sean, y al aficionado... al aficionado no hay que pedirle nada, porque él es el único que tiene derecho a hacer lo que le de la gana, y a besarse el escudo.