El periodismo deportivo y el Valencia: cartulineros, críticos y pelotas de oficio

Cuando el único argumento es el insulto y el menosprecio a lo que se no controla, cuando si no piensas como yo eres despreciable

Toni Hernández | 07 AGO. 2016 | 10:41

En el Valencia Club de Fútbol, no en este de hoy en día sino en todos desde que tengo uso de razón, hay bandos enfrentados, que desprecian al contrario por el simple hecho de no pensar igual, que si hablan bien del club es porque son unos pelotas, lameculos y vendidos, y si hablan mal unos resentidos que antes tenían de todo y ahora no tienen de nada a nivel de entrevistas, filtraciones o campañas de publicidad que den dinero a sus empresas. Esto ya pasaba cuando se pagaba en pesetas, y ahora que ya hace 16 años que se paga en euros sigue exactamente igual. Incluso es peor, porque con la llegada de Peter Lim al Valencia, y la forma en la que llegó con ese proceso vergonzoso de venta del club del que todos fuimos culpables (unos más que otros), da verdadero asco.

Cartulineros es otra palabra de moda, del estilo de abrazaforalas como puso de moda García hace años, y casi sigue vigente. El problema es que hay un sector de amargados, que existe desde siempre y existirá siempre, que responden a un perfil típico y tópico que nunca se sale del guión, y que con las redes sociales, encima creen que son gente importante y de peso en la opinión pública:

- Todo lo saben. Cuando ya ha ocurrido claro, y pueden pasar años, y en algunos casos muchos. Este perfil lo ejemplifica a la perfección un hecho concreto. "Carboni viene a retirarse", dijeron algunos, y así fue, aunque fue 9 años después.

- Si no es amigo, no me gusta. Otro clásico, el amiguismo llevado al extremo. Servidor no es ajeno a tener cierta cercanía o lejanía, de salida, en función del conocimiento, pero el análisis debe ser frío y profesional. Algún amigo perdí por el camino, pero si no eres serio, no vales para nada.

- Carácter vinagre cuando no se gana. Que el equipo no gane les viene de cine, de hecho es su estado natural, ya que cuando gana se esconden en sus madrigueras a esperar la oportunidad de salir, porque esto es fútbol y siempre acaba pasando.

- Las nuevas tecnologías y el insulto permanente. Esto sí es nuevo, porque antes al menos había cierto respeto a determinadas cosas, pero ahora todo eso se ha perdido. El insulto salvaje y descarnado está a la orden del día, pero en las redes sociales, porque en el cara a cara siguen siendo tan cobardes como siempre. Pero si Mestalla habla y dice que son casi 40.000 abonados, entonces callan.

El proyecto de este Valencia de Peter Lim tiene lagunas, por supuesto, y cosas muy negativas, desde luego, y también las tiene positivas, pero esa mierda de guerra que se montó en su momento ha dejado secuelas que se va a tardar en curar, y mientras las haya, esto será Vietnam, porque para tener razón habrá que insultar y además, sino soy amigo del que manda, le rajaré hasta morir, y si hablo bien aunque no sea amigo, seré pelota hasta llegar al cine porno. Porque esta ciudad es así, somos así.