El Valencia del Siglo XXI se está forjando

Una posición que no se admite, con un dueño que puede estar equivocado pero que no dejará de serlo por ello, y un pensamiento erróneo: si queremos, lo tiramos

Toni Hernández | 29 MAR. 2016 | 09:28

El Valencia 15/16 se va a parecer poco al Valencia 16/17, tanto en lo deportivo, esperemos que los resultados si estén acordes con lo que se espera y se invierte, como en lo estructural, y es que Peter Lim y su círculo de confianza y poder ejecutivo, Lay Hoon y Kim Koh, y especialmente el segundo, que vive su día a día en Valencia y es una absoluta esponja de información, tienen claro que determinados resortes tienen que ser distintos en el corto plazo. El mensaje que han recibido este año es que al entorno hay que dominarlo, y que para ello deben aplicar políticas que no se han visto hasta ahora aquí. Me gustó ver a Kim Koh la Nit de la Cremà en la ciudad. Se dio una vuelta por algunas fallas, entre ellas la mía, Conde Salvatierra, donde miraba con los ojos como platos cómo ardía el monumento. Lo hacía andando, en medio de miles de valencianos para los que quizá es un personaje anónimo.

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No tengo claro si paseaba para ver la ciudad en una noche en la que todo es distinto o quería respirar ese aire que sólo el 19 de marzo es posible encontrar en Valencia. Pero Kim Koh es el hombre que siempre está aquí, el que lleva el día del club, el que informa de manera diaria, incluso horaria, tanto a Lay Hoon como a Peter Lim el que lee toda la prensa nacional y local cada mañana, ya traducida, para saber por dónde respiramos todos. Porque por supuesto, la propiedad quiere saber qué piensa todo el mundo, y no hay mejor forma de verlo que cuando no están delante, que sería cuando se les haría la pelota para quedar bien y buscar el sacar algo. Vamos, el proceder de toda la vida, con las relaciones causa-efecto posteriores. si me das mearás colonia, si no me das, ya puedes ganar la Champions, que te voy a matar igual.

Hasta el siguiente partido de Liga quedan muchos días, y quizá muchas cosas. Todo el mundo espera lo evidente, y eso será justamente lo que no ocurra, porque el problema, o el ver más allá de una situación muy difícil que va a hacer sufrir a todos hasta el final, es tener claro qué hacer después, justamente después. Cuando se quema una Falla, como las que vio arder Kim Koh, el artista ya sabe cómo será siguiente monumento, ya lo tiene proyectado en la cabeza. Y el Valencia, que no sé cuanto tiene de artista fallero, también.