Y si hay semifinales y toca el Mirandés, y hay que pagar, ¿no vamos tampoco?

La decisión del Valencia, respaldada por Peter Lim y Lay Hoon, de cobrar una entrada casi popular el día de la Unión Deportiva Las Palmas en los cuartos de final de la Copa del Rey, además de levantar la polvareda habitual que se monta en esta ciudad cuando se le pone precio a esto de ir al fútbol, tiene más matices de los que se ven, que más allá de la demagogia que se pueda emplear, y que partiendo de que el aficionado puede decir y hacer lo que le de la real gana, que para eso paga, sería conveniente explicar algunos temas.

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No vamos a entrar de nuevo en que en el reverso del pase, y desde que yo tengo uso de razón, pone que se paga a partir de cuartos. No pone si será efectivo con el equipo bien, con el equipo mal, o si será contra el Barça o el Valladolid. Hay un política, con años de vigencia, que así lo marca. Pero fuera de los formalismos, hay una cosa que marca a los clubes, como a las empresas y a las personas: tener personalidad.

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El domingo, después del desastre del Rayo, seguro (y no hablo en modo imaginario, porque sucedió) que hubo quien pensó en cambiar la decisión de no pagar. Error para mi el haberlo hecho. Voy a hacer una pregunta dura, muy dura, que seguro que generará algún cabreo, y alguna respuesta del palo “eso no lo sabremos”. Aunque igual si podemos saberlo. La pregunta es: ¿cuánta gente menos irá a Mestalla el jueves por tener que pagar entre 15 y 5 euros por ver unos cuartos de final? No la UD Las Palmas, sino a su equipo a 5 partidos de poder ganar un título. Respondamos de verdad, ¿cuántos?

¿Que me parece bien que se cobre? Ni bien ni mal, simplemente creo que cuando se traza un plan hay que seguirlo, y que esto del fútbol no puede pegar bandazos a expensas de factores no controlables. Es decir, uno no puede ser duro o blando en función de si se gana o si se pierde, porque eso, a la larga, es malo, muy malo. Durante esta semana hablaremos de números, de abonos y abonados, de ingresos por ello. Con datos que son fríos, pero al mismo tiempo muy duros, muy de “no puede ser, eso está mal”. Y no, no lo está.

Hay algo que censuro al Valencia, a este y a otros anteriores. Hay que hablar con la gente, hay que comunicar, hay que contar las cosas que pasan, que se piensan, que se hacen, porque si no ocurre así, es como si no pasara nada. Y en este club, en la sombra, fuera de las cámaras del fútbol estricto, hay mucha gente trabajando mucho, pero son invisibles, no tienen presencia. Y lo que hacen tampoco.

Y lo dicho. Si fueran semifinales y el rival el Mirándes, ¿tampoco vamos? Y un paso más allá. Si fuera la final, y el rival el Mirandés, ¿pasamos de ir? Hagamos un poco de reflexión, el que quiera claro.