La importancia del director deportivo en el Valencia, o en cualquier club

Ni es la primera vez que hablo de este tema, ni intuyo que será la última, porque el desconocimiento es muy malo, y la presión, más

Toni Hernández | 07 ENE. 2016 | 13:04

En el fútbol y en el moderno más, hay determinados roles, cargos o funciones, que están sobredimensionados por el total y absoluto desconocimiento de la materia, porque se habla, en especial nosotros, los medios, de estándares que no conocemos, porque vamos al ABC, y no conozco ningún periodista que haya ganado alguna Champions como para sentar cátedra sobre cómo se deben hacer las cosas dentro de un club. Dentro del Valencia tampoco, por cierto.

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El director deportivo, el secretario técnico, es una figura que debe estar determinada por la política deportiva del club. ¿Qué quiere decir esto? Es muy sencillo, pero debe estar muy claro. Si el que manda, dueño, presidente o lo que sea, tiene su total confianza en ese cargo, puede hacer y deshacer, y eso incluye poner y quitar técnicos y dar altas y bajas sin más que su criterio deportivo. Es decir, debe ser un cargo de confianza, debe tener un mando absoluto, y eso, y más en un club como el Valencia, es un tema delicado. No en el Valencia Lim, ojo, en general.

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Un dueño o presidente, de ninguna forma, puede tener la misma confianza en las dos cabezas, director deportivo y entrenador. No porque siempre hay un momento en que los intereses de ambos no son los mismos, y ahí vienen las fricciones, los líos. ¿O no nos acordamos aquí en Valencia? Suso Martínez y Luis Aragonés por el tema Romario, Suso García Pitarch y Benítez por la lámpara y el sofá, y así podríamos seguir ejemplificando esto sin parar. Pero oye, aquí tenemos que tener de todo, faltaría más.


Peter Lim debe tener claro qué Valencia quiere, en todos los sentidos. Qué tipo de política deportiva quiere emplear, desde la base en Paterna hasta el primer equipo, porque el director deportivo debe controlarlo todo, desde los niños hasta los mayores, y eso no se hace en un día, que nadie se vuelva loco. Parte de dos principios delicados, mucho, pero que tienen que darse: confianza y paciencia. Si el primer dura a veces poco, el segundo puede durar menos.


Pedir a voz en grito un director deportivo para el Valencia ni me parece bien, ni me parece mal, simplemente me parece que al que toca hablarle es a Peter Lim. Que tenerlo no te va a hacer mejor, ni no por no tenerlo estás donde estás, al menos de forma absoluta. ¿Qué Rufete no era malo? Claro que no, y tenía aciertos y errores, pero tenía confianza del jefe, y eso es la base. Tampoco era malo, en absoluto, Edu Maciá, y tuvo, poco, esa confianza.

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Vivir el día a día de un club, saber cómo funcionan esos resortes, es muy importante para poder emitir un juicio de valor exacto y preciso. Ojalá y los directores deportivos, que los hay muchos y muy buenos, dijeran qué necesitan para trabajar, y que las políticas deportivas quedaran claras. En Inglaterra hace tiempo que ese modelo está implantado, y en España nos encantaría, al menos de boquilla, pero, ¿lo aceptaríamos?