Una afición volcada, sin ganar, es el mayor valor de un club

Cuando 2000 personas deciden que uno de sus actividades de Navidad es ir a ver entrenar al Valencia, es que hay mucho por lo que trabajar

Toni Hernández | 29 DIC. 2015 | 09:35

El mayor valor que tiene un club, cualquiera, es su afición, es su patrimonio más allá de estadios, ciudades deportivas o dueños de cualquier país, y desde luego, no es que quitarle importancia a Mestalla, a Paterna o a Peter Lim, pero que 2000 personas, muchos padres con sus hijos pequeños, los que ahora están desarrollando el ADN futbolero, acudan a ver un entrenamiento en Navidad, debe ser tomado en su total importancia.

Hay que contextualizar el club, que no atraviesa un buen momento, que lleva 7 años para 8 sin ganar ningún título ni jugar finales, que desde 2010 se ha clasificado 3 veces para la Champions League y que no ha pasado de octavos desde 2006, que lleva sin ganar al Barcelona casi una década… Son datos duros, muy duros, pero reales como la vida misma. Y aún así, hay sentimiento, hay base, hay poso para construir el futuro con solidez.

2000 personas un 28 de diciembre, con una oferta de ocio en Valencia espectacular, significa muchas cosas, y todas buenas. Casi seguro que pasará de puntillas, desapercibido, una anécdota a pie de página que nos da una buena foto, pero poco más. Pero ese análisis es muy ligero, mucho.

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Hace una década, por primera vez desde que la comercialización de camisetas llegó al fútbol, se veían en esta ciudad más del Valencia que de cualquier otro equipo. Se ganaba, se le daba en toda la cara a los grandes, y los niños, que a nadie se le olvide, como los adultos, son del que gana. Para desgracia nuestro, y vergüenza en algún caso, es tan frecuenta ver camisetas de Messi o Cristiano por la ciudad que del primer equipo de la Comunidad, y eso viene marcado por los éxitos, o fracasos, deportivos. Y aún así, 2000 personas viendo un entrenamiento.

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En esa Ciudad Deportiva de Paterna he visto más de 7000 personas para ver a Romario calentar, pero era otra época, otro siglo, otro Valencia. A ese activo hay que cuidarlo, hay que mimarlo, hay que entenderlo y formarlo. No se puede exigir que se le den títulos, ojalá todo en el fútbol fuera tan fácil como pedirlo y listo, pero si hay que tener una sensibilidad especial con esas nuevas generaciones que vienen, que deben ser el futuro. Peter, Lay, escuchad a esos chavales, su entusiasmo, su incondicionalidad, porque si ahora se les trata bien, serán del Valencia para toda la vida hasta sin ganar, imaginad si un día se consigue vencer. El cielo será el límite.