Djukic se mide a su gigante

Miroslav Djukic se enfrenta por primera vez al Valencia desde que fue despedido como técnico che. Aquí un repaso a su trayectoria en Mestalla. 

Joan Molano | 20 FEB. 2015 | 10:08

Miroslav Djukic se enfrentará al Valencia como técnico del Córdoba este sábado en el Nuevo Arcángel (18.00 horas). La cita supondrá su primer combate contra los blanquinegros desde que dejara su banquillo a mediados de la temporada pasada. Y lo va a tener complicado el serbio, puesto que los de Nuno no han sucumbido contra sus exentrenadores en el presente curso. Ni Unai Emery, ni Ernesto Valverde, ni Quique Sánchez Flores han podido tumbar a un Valencia que, en cuanto a números, está a un gran nivel.

'Djuka' seguro que no guarda un buen recuerdo de su paso por el banquillo valencianista, ya que su trayectoria no fue nada placentera. Bajo la sombra de Ernesto Valverde tuvo que hacer frente a muchos problemas, tanto deportivos como de carácter social en la entidad. Su fichaje como entrenador se hizo oficial a principios de junio de 2013, por aquél entonces todos (expertos y afición) le auguraban un gran futuro en la capital del Turia y le recibían con los brazos abiertos, unos brazos que se fueron cerrando poco a poco, hasta el punto de dejar a Miroslav sin respiración. Lo que para él era "cumplir un sueño" acabó siendo una pesadilla. Al final sí pudo despertar al gigante, pero este se lo comió.

Su discurso en la presentación, en el que incluyó la lucha por títulos, volvió loca a la parroquia valencianista. El cariño que le tenía (y le sigue teniendo) de su etapa como jugador pesó mucho. Y es que seis temporadas, cuatro títulos conseguidos y dos finales de Liga de Campeones, no desaparecerán de la mente y el corazón de ningún seguidor. Otra cosa es lo que fue capaz de hacer como gestor de vestuario. Empezó con una decisión importante, la de quitarse del medio a David Albelda, un icono del club. Esto hacía presagiar que Djukic tenía las ideas muy claras de cómo quería que fuera "su" Valencia. El equipo empezó bien, cuajando una buena pretemporada, sin embargo, un contratiempo importante golpeaba al serbio: Roberto Soldado se marchaba al Tottenham. El mejor jugador de su plantel se iba y lo que vendría (Pabón y Postiga) no iba a igualar, ni mucho menos, al delantero de Gandía. Adiós a la estrella mediática y bienvenida al culebrón Piatti. El argentino, cuestionado por su salario y su rendimiento, se vio fuera del equipo, sin dorsal, defenestrado. Un hándicap más para el preparador.

Una estancia movidita

El Valencia de Djukic empezó bien la temporada, con victoria en Liga ante el Málaga en Mestalla por la mínima, pero al de Sabac le había mirado un tuerto y saltó a escena un francés con ganas de fiesta. Jérémy Mathieu reclamó ante los medios su titularidad y cargó contra algún compañero, un hecho que el entrenador creyó zanjar: "En mi Valencia no caben ni los que se rinden, fatalistas o conformistas. Yo moriré con la gente que quiere pelear, a mí las grandes figuras me encantan si trabajan para el equipo". Ese mensaje no caló en un vestuario con muchas teclas, la situación se le empezaba a escapar de las manos. El entrenador pedía leones en el campo y no los iba a encontrar.

Luego llegaron cuatro derrotas consecutivas ante Espanyol, Barcelona, Betis y Swansea, esta última en Europa League, una competición que, según el serbio, el equipo tenía la obligación de ganar. La plantilla no estaba con él. 'Djuka' no había logrado ser el líder del vestuario, sus horas estaban contadas, aunque la afición, harta, le pedía explicaciones a los futbolistas, no tanto al entrenador. Con la guillotina sobre su cabeza, el excentral salvó su primero match ball contra el Sevilla de Emery. "Todos unidos podemos empezar una nueva era", manifestó Djukic en rueda de prensa tras el encuentro.


"Djukic acabará la temporada pase lo que pase", dijo Amadeo Salvo en una entrevista después de la victoria ante los sevillistas. Un mensaje tranquilizador, que solo servía para eso, puesto que en el fútbol, los resultados son los que acaban mandando y decidiendo el porvenir de los preparadores (todo un tópico). Las aguas parecían haber vuelto a su cauce y entonces llegó el huracán Rami. Unas declaraciones suyas fuera de lugar (no exento de razón) volvieron a incendiar el vestuario. Criticó con dureza a su entrenador y tildó a sus compañeros de "pelotas", hecho que le costó la suspensión temporal de empleo, previo regreso obligado a casa desde Granada a primerísima hora de la mañana.

El equipo encadena cuatro victorias consecutivas (tres en Liga y una en Europa League) y cinco partidos sin perder en total. De nuevo Miroslav goza de confianza, pero el 'caso Rami' no está zanjado. El francés emite un comunicado por medio de sus abogados que no ayuda en nada a resolver el problema, sino todo lo contrario. Como resultado, el técnico decide no contar más con el jugador y este se marcha cedido a Milán. El perro murió pero la rabia no se fue con él.

Crónica de una destitución anunciada

Pese a golear al S. Gallen en Europa, el Valencia retoma la senda de los malos resultados en competición doméstica. Los números del serbio ya eran peores que los de Mauricio Pellegrino. La contundente derrota en el derbi contra el Villarreal en El Madrigal (4-1) seguida de otra ante el Almería en Mestalla fueron un croché al mentón de 'Djuka' que le dejó noqueado. El equipo se hundía y empezaba el baile de nombres para sustituirle, pero una vez más levantó la rodilla y se puso en pie antes de que finalizara la cuenta de 10 ganando al Getafe con un churrigolazo de Pabón.

El Valencia, que acaba liderando su grupo en Europa League y recupera a Pablo Piatti para la causa, vuelve a ser víctima de los malos resultados. Mestalla saca los pañuelos tras un empate ante el Valladolid y el serbio responde: "Si no tienes huevos no puedes jugar o entrenar en Mestalla". Acto seguido, inexplicablemente, les dio cuatro días de fiesta a sus pupilos. Después llega una derrota en Elche y una revancha ante el Swansea que hace que el entrenador se venga arriba: "Podemos ganar a Madrid y Atlético". "La química del equipo es la ideal", añadió. Algo normal después de ganar 3-0 a Osasuna.

Un empate a nada contra el Nàstic de Tarragona en Copa con un pésimo partido de los che, vuelve a señalar a Djukic. Los blanquinegros empatan en casa ante el Kuban Krasnodar y en competición doméstica caen con rotundidad en el Calderón. Este último partido fue la sentencia definitva del entrenador. Así, antes de la nochebuena de 2013, el presidente Amadeo Salvo y el director deportivo José Joaquín Pérez Rufete anunciaron la destitución del entrenador. El serbio lo intentó, sus métodos no cuajaron, en parte por su culpa y por la de unos jugadores con malos hábitos dentro de un clima de total incertidumbre sobre el futuro del club.

Tras su historia de amor-odio como técnico del Valencia, Miroslav Djukic recibirá a los de Nuno en Córdoba, donde lucha por eludir el descenso a Segunda División. Estará motivado.