Levante UD-Málaga CF (4-1): Una goleada 'made in' Barral
Un 'hat-trick' del delantero gaditano más el estreno goleador de Kalu Uche desataron la locura en un estadio de Orriols que disfrutó con la goleada al Málaga.
El Levante UD se dio un baño de moral y autoestima a base de goles, concretamente con un 'hat-trick' de Barral y otro tanto del nigeriano Kalu Uche en su estreno goleador con la camiseta 'granota'. Contundente 4-1 y trascendental victoria en el Ciutat de València después de que además se adelantase el Málaga CF gracias a un gol de Juanmi, insuficiente para frenar a los pupilos de Lucas Alcaraz.
Algo maltrecho y sumamente ajado durante las últimas semanas de la competición liguera, con la terrible percepción de que sus prestaciones sobre el verde no conjugaban con los resultados obtenidos, algo deprimido y sin encontrar el rastro, ni la estela que deja tras de si el gol, parece obvio que el Levante necesitaba una demostración de fortaleza como la exhibida ante el Málaga para por fin alcanzar la paz espiritual y la tranquilidad mental que parecía reclamar en las postreras comparecencias sobre el verde. Es una evidencia que el fútbol es incontrolable en sus manifestaciones; después de cuatro partidos sin mísera alegría que llevarse a la boca, el levantinismo celebró cuatro goles de una tacada.
Si la perspectiva que se mantiene en el análisis es la inercia del gol habría que acentuar la figura de David Barral. El atacante andaluz pegó con la contundencia de un martillo pilón cada vez que se acercó a los dominios de Kameni. Autor de tres goles, los dos últimos desde los once metros, capitalizó la cita liguera como hizo hace escasas fechas en la Copa del Rey ante el mismo adversario. Barral afila sus botas cuando ve posicionarse al Málaga enfrente. Y sus constantes vitales se activan sobremanera. Da igual que esté Gustavo Ochoa en la meta o Kameni. Su relación con la portería es fecundante ante la escuadra malacitana. Los tres goles conquistados significan un triunfo redentor que alivia a un equipo que rompe un ciclo terrorífico de nueve partidos consecutivos persiguiendo sombras.
La lucha por la permanencia se antoja cruel, pero el Levante ha emergido desde las tinieblas y promete lucha. Auspiciado por la grada de Orriols fue capaz de sobreponerse a hechos que parecían sumamente luctuosos. No hay nada peor que citarse con la fatalidad para perder el rumbo y la autoestima conquistada a base de intensidad y coraje en los minutos iniciales. La puesta en escena de la escuadra azulgrana fue realmente convincente, de ahí la dureza del golpe recibido.
Juanmi se coló entre David Navarro y Mariño para fabricar el gol del Málaga. Fue un tanto algo inesperado. Ni la inercia del duelo, dese un prisma global, ni el diseño de la acción hacían prever semejante desenlace. Flotaba en el ambiente una espeluznante sensación de infortunio. Navarro parecía dominar la situación tras entrar en contacto con el esférico, pero el balón acabó en las mallas azulgranas. No obstante, el gol foráneo no provocó un cortocircuito generalizado.
Era una posibilidad más que fehaciente ante la coyuntura por la que atraviesa el bloque. Una bofetada mayúscula con efectos devastadores sobre la conciencia blaugrana. No fue el caso. Al rescate salió Barral para fabricar una falta en las inmediaciones del área blanquiazul que dobló las manos de Kameni. Tocó Morales en cortó y ajustició Barral. Y no tardó el ariete granota en monopolizar la cita tras seducir a Kameni desde los once metros.
Y la escena se reprodujo con los mismos actores en la reanudación sin alteraciones en cuanto a la ejecución. Penalti sobre Xumetra que transforma Barral con parsimonia y tranquilidad ante el guardameta africano. El Levante se enfrentó al típico partido que está repleto de excelentes y refrescantes noticias. Todos los sucesos fueron alentadores. Remontada al gol de Juanmi con determinación y un juego académico, jubileo anotador de Barral, aparición estelar de Uche para redondear la goleada y un subidón de adrenalina y de autoestima para el colectivo.
La victoria germinó a partir de la intensidad y la vehemencia evidenciada por la escuadra granota desde el nacimiento de la confrontación. El Levante compitió por la gloria del triunfo. El Levante confinó al Málaga desde que el balón comenzó a rodar. La presión azulgrana impedía a la escuadra de Xavi Gracia maniobrar con normalidad y pivotar su juego sobre la medular. Ni Camacho, ni Recio lograban activar al bloque andaluz sostenido por Castillejo desde el costado zurdo. Enfrente Camarasa y Simao parecían dos gigantes y Morales y Xumetra proponían desde las bandas con las incorporaciones desde atrás de Toño e Iván. El Levante era normativo en cuanto a sus movimientos.
El balón corría por el césped con rapidez para alcanzar los extremos del campo y desde ese espacio volar hacia las cercanías de Kameni. El Levante mostraba variaciones y elecciones sobre el verde. Sus balas en esta ocasión no eran de fogueo. Era un bloque con potencia y energía. El Levante afrontaba el envite con una intensidad supina. Morales, Iván, Xumetra y Toño se hartaron de colocar el esférico en el interior del área rival. En uno de tantos Uche saltó para estrellar su cabezazo en el larguero.
El atacante africano demostró sus cualidades. Es evidente que suma alternativas personales y colectivas al juego granota. Corre con un ritmo que parece algo cansino, pero quizás sea una estratagema para confiar a su adversario. Uche sabe qué hacer con el balón y se mueve con inteligencia cuando no está en contacto con el esférico. Sus decisiones son acertadas. Con el choque orientado redondeó una victoria colosal.