Un banquillo de sueños valencianistas en Oriente Medio

Un entrenador árabe de 25 años motiva a sus jóvenes futbolistas en Israel con los colores, escudo y métodos de entrenamiento del Valencia CF.

Paco Polit | 15 DIC. 2014 | 09:00

El Valencia CF es un sentimiento único e internacional, pero su expansión a lo largo y ancho del globo no es una novedad que haya surgido en los últimos meses: a lo largo de la última década se suceden los ejemplos de valencianistas en los lugares más insospechados que, si bien no abrazaron los valores del club en su nacimiento, sí lo hicieron de adopción.

Es el caso de Amran Badran, un joven árabe de 25 años y residente en Israel que ejerce como entrenador del Hapoel Ain-Ansala, un equipo compuesto por muchachos a los que trata de inculcar su pasión por el fútbol. Y lo hace de una manera muy particular: visualmente, Amran ha puesto todo su empeño en crear equipaciones de juego muy similares a las que emplea el Valencia, con el predominio del blanco, negro y naranja. El escudo del club, bordado a mano en esas camisetas, es uno de los detalles que hace a los chavales sentirse más orgullosos de su equipo.

Pero este joven preparador no sólo se queda con lo estético. Criado en Haifa, el Valencia supone para él también un modelo de estructura deportiva que trata de inculcar a sus jóvenes futbolistas, así como los valores de respeto y juego limpio que el Valencia ha impulsado en los últimos años. A la hora de explicar a sus pupilos los ejercicios, le resulta cómodo sacar a la palestra los nombres de Negredo, Otamendi, Parejo... ídolos y referentes que los chavales tratan de imitar a diario.

El pequeño Badran vio 'la luz' en el año 1999, época dorada de aquel gran Valencia que arrasó dos años consecutivos en Europa hasta alcanzar la final de la Champions League. Sólo tenía 11 años por aquel entonces, pero el joven árabe tardó poco en convertirse a la fe valencianista, especialmente después de aquella recordada visita aquel agosto del club entrenado por Héctor Cuper a tierras israelíes para medirse al Hapoel Haifa en la ronda previa de la Champions. Fue amor a primera vista. Como muchos otros niños valencianos de la época, su ídolo no podía ser otro que el argentino Pablo César Aimar.


El murciélago del escudo se convirtió en otro símbolo a reverenciar desde entonces, y su pasión por el Valencia no ha decaído en todo este tiempo. Como buen fanático del fútbol, pronto le picó el gusanillo de la enseñanza y la preparación física. Vive pendiente de todo lo que hace su club, aunque reconoce que dos de sus modelos a seguir son Diego Simeone por la intensidad que propone en su fútbol, y Pep Guardiola por el estilo ofensivo que siempre ha enamorado a este joven preparador.

La defensa de los colores valencianistas por parte de Amran ha encontrado el apoyo y ánimo de los aficionados al equipo en Oriente Medio, que se han puesto manos a la obra para expandir el alcance de la historia de este entrenador en busca de lograr culminar su sueño: poder, algún día, poder mejorar sus conocimientos dentro de la estructura de la Academia GloVal y asistir a alguno de los cursos que el Valencia y la Fundación VCF imparten a jóvenes técnicos en proceso de formación.

Mientras tanto, el joven sigue con su trayectoria en el Ain-Ansala tras haber pasado por varias escuelas de clubes israelíes. A corto plazo, Badran ha depositado muchas de sus esperanzas en las iniciativas que la Fundación VCF lleva años promoviendo, y espera que el impulso por parte de Meriton Holdings sirva para que al fin la Fundación de el paso de abrir una Academia de formación en Israel, como ha ocurrido en países como Japón, Reino Unido, Bermudas o Corea, dentro de la estrategia de expansión de los GloVal International Programs.