Se cumple un año de Amadeo Salvo como presidente del Valencia CF
El presidente del Valencia CF cumple un año en el cargo justo el día en que se puede hacer oficial el acuerdo para la venta con Bankia
Mucho ha llovido desde que un casi desconocido Amadeo Salvo llegara a la presidencia del Valencia CF sustituyendo a Manuel Llorente -sin contar a Vicente Andreu como interino- como presidente del Valencia CF. Un año lleno de vaivenes económicos y deportivos que ha sido histórico para el desarrollo de un club como el valencianista.
La llegada de Amadeo Salvo llegaba propiciada de no solo la dimisión de Manuel Llorente y Vicente Andreu con su consejo en masa, sino también de Federico Varona, llamado a ser el hombre de la transición a lo Adolfo Suárez, impuesto por la Generalitat y hombre pacificador. Una persona que, al parecer, vio lo que se venía encima y, a las primeras de cambio, dejó su silla en favor de un Aurelio Martínez que se hizo con el mando en la Fundación Valencia CF. El vicepresidente deportivo, Amadeo Salvo, cogería las riendas del club.
Con el objetivo de refinanciar, se creó un plan de trabajo basándose en el modelo de clubes alemanes como el Borussia de Dortmund y haciendo una fuerte crítica a la anterior gestión. 40 millones de euros de saldo negativo en caja y muchos contratos blindados o hipotecados en el futuro fue lo que se encontró un romántico Amadeo Salvo, quien basaba su proyecto lowcost en la cantera, los futbolistas valencianos y la internacionalización de la marca. La construcción del nuevo estadio de la mano del olvidado ya Mark Fenwick era otra de las necesidades que intentaba solucionar Salvo.
En el plano deportivo, la temporada ha sido tan desastrosa como, por momentos, ilusionante. El primer proyecto de Amadeo Salvo, basado en la Academia GloVal y en la figura de Miroslav Djukic no terminó de arrancar. Si bien es cierto que la nueva estructura de cantera hizo que se profesionalizara prácticamente toda la escuela de futbolistas con Rufete a la cabeza, el primer equipo parecía no levantarla ya que el serbio, a pesar de su mensaje ambicioso tratando de "despertar al gigante dormido". El equipo, no siguió la estela del entrenador y a las primeras de cambio se empezaron a revelar futbolistas. El primero de ellos fue un Roberto Soldado que, animado por sus agentes, no terminó de ver claro un nuevo proyecto valencianista -el primero en casi dos décadas sin la figura de David Albelda, que también abandonó el club-. Todo ello habiendo hecho una auténtica bomba de humo Ernesto Valverde, entrenador que tampoco creía en el proyecto y que tenía una oferta de su querido y amado Athletic Club de Bilbao sobre la mesa. Comunicarlo en la última jornada de liga tampoco ayudaría a los intereses de un Valencia CF que perdió la clasificación para Champions en el último duelo contra un Sevilla y un Emery que acabarían marcando el futuro del año Salvo.
Confiando todavía en la figura de Braulio, se confeccionó un equipo de circunstancias y poco competitivo. Muchos mediapuntas y hombres llamados a ser importantes que dejaron de confiar en un cuerpo técnico que se encontró con un vestuario más que complicado. Buena prueba de ello fue la actitud de Adil Rami, que se rebeló en contra de sus compañeros amén del cuerpo técnico, convirtiéndose en la oveja negra del vestuario. Mandado de vuelta a casa sin disputar el partido contra el Granada, fue cedido al AC Milan como medida de circunstancia y Salvo afirmó que "jamás volverá a vestir la camiseta del Valencia CF". Tras ello, Amadeo Salvo le transmitió a los jugadores que "Djukic acabará la temporada pase lo que pase". Unas palabras que marcarían el futuro de un entrenador que tenía visto para sentencia su paso por el club.
Tanto es así que el siguiente en salir sería Braulio Vázquez, principalmente porque fue uno de los que pidió la cabeza de Miroslav Djukic a pesar de ser una de sus apuestas personales y técnicos que quiso contratar ya en el año de Mauricio Pellegrino. Con la salida del gallego, Rufete se hizo con las riendas de la dirección deportiva y aplicó su metodología de trabajo a los entrenamientos de Djukic. Una adaptación del despacho al terreno de juego que no terminó de gustar al cuerpo técnico del serbio, quien acabó sorprendiéndose de la multitud de cámaras y hombres repartidos sobre el césped de Paterna.
Con el equipo fuera de puestos de competición europea, y una mala racha en Liga BBVA hicieron que Miroslav Djukic acabara siendo destituido pese a las palabras del máximo dirigente valencianista. La contratación de un revulsivo era más que necesaria y parecía que Pizzi era el elegido. Para llegar hasta él, Rufete delegó en otro hombre de confianza como es Ayala. Empezaba la era Pizzi, aderezada con un ambiente enrarecido pues en la Junta General de Accionistas del Valencia CF, Amadeo Salvo veía como Bankia anunciaba que ponía a la venta los créditos de la deuda del Valencia CF y que, finalmente, no refinanciaba.
Momentos de crisis que hicieron pensar que era el final de la "Era Salvo" pero nada más lejos de la realidad. Tenía un as en la manga llamado Peter Lim, un hombre capaz de comprar el Valencia CF en ese mismo instante como acabaría haciendo no sin problemas. Habiéndose reunido con la Generalitat y Bankia, Amadeo Salvo se erigió como portavoz de Peter Lim en una rueda de prensa antes de un partido contra el Madrid que dejó a todo el mundo atónito. Ahí comenzaría un turbulento proceso de venta.
Una primera fase en la que no llegaron ofertas y que, motivado por el engaño o juego especulador de Bankia, Amadeo Salvo se decidió a dar una rueda de prensa a modo de Asamblea Informativa. Un último cartucho viendo que se estaba quedando solo ante la entidad bancaria y la Generalitat Valenciana, que se alineaban encontra de él. Incluso Aurelio Martínez dudó, ya que no se presentó en Mestalla el día de la asamblea. Un día histórico por lo que representó, y lo que acabó siendo.
Ahí empezaría el auge de Amadeo Salvo. Arengando a casi 7.000 personas y con el favor de la afición del Valencia CF al más puro estilo Paco Roig. Fue en ese preciso instante cuando se cambiaron las tornas. Aurelio Martínez volvió a sus orígenes y, con la ayuda del presidente del Valencia CF, consiguieron crear un borrador de reglas básicas -algo cuestionables- en conveniencia con Bankia y la Generalitat Valenciana para la venta del Valencia CF.
Una venta que se prolongaría durante casi seis meses y las que el proceso estuvo a punto de romperse en varias ocasiones, motivado en gran parte por la figura de un Salvo que se había postulado ya como un líder de masas. No en vano, el día del cierre de ofertas, aportó dos por parte de PwC consultora que representaba al Valencia y la Fundación, como son las de Peter Lim y Wanda. Ahí empezaría el camino hacia el triunfo de Amadeo Salvo.
Justo al contrario pasaría en lo deportivo. Con Pizzi ya en el banquillo y con una auténtica revolución en el mercado invernal donde prescindió de Canales, Guardado, Postiga, Pabón o Banega, Salvo vio como el equipo era capaz de lo mejor y de lo peor. De ganar en el Camp Nou o de mostrar una imagen paupérrima en Vallecas. No era el año en lo deportivo de un Valencia que en la Europa League volvió a vivir noches mágicas como la de la remontada contra el Basilea o la pesadilla ante el Sevilla. Un equipo que se quedaba las puertas de una final de Europa League después de un año catastrófico en lo deportivo.
Pero la guerra de Salvo se libraba por otros derroteros. Tanto es así que la comisión gestora, en la que no llegó a entrar, no terminaba de ver con buenos ojos la oferta de un Peter Lim que acabaría por llevarse el gato al agua para satisfacción del máximo mandatario valencianista. De poco sirvieron los movimientos de Cerberus, Zolotaya o Gem. Ahora, parece que con el acuerdo prácticamente encarrilado, podría recibir el mejor regalo por su año de presidencia en forma de rúbrica por los créditos de la deuda del Valencia CF entre Bankia y Peter Lim.
Sin lugar a dudas un año en el que ha hecho un master en lo deportivo, social y económico. Un año con altibajos ya que la decepción y la ilusión se han vivido por igual. Un año donde hemos conocido al Kennedy del fútbol español, un año de Amadeo Salvo.