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Caparrós se ha confirmado en Isla Canela como el indiscutible jefe del grupo

Rafa Carretero | 27 JUL. 2013 | 13:19

"El líder de un equipo tiene que ser el entrenador. Luego por su experiencia o forma de gestionar delega en los futbolistas, pero todo se hace siempre bajo su supervisión. No concibo que el líder del grupo, en el que no sólo entran los jugadores sino fisios, médicos o prensa, no sea el entrenador. Es él quien debe gestionar hoy en día a todos". Son palabras de Joaquín Caparrós en Isla Canela, donde se ha confirmado durante 12 días de concentración en la nueva cabeza visible del Levante.

Caparrós ejerce un control total en el grupo. Y es que no sólo es un entrenador docente y asertivo en el trabajo diario. Sus tentáculos llegan a cualquier esquina porque lo graba todo, desde los ejercicios a las comidas. "La nutrición es una parte importante del entrenamiento", explica. Nada se deja al azar en un cuerpo técnico que recibirá el asesoramiento externo de especialistas como el doctor Escribano —el de las papillas energéticas— y el preparador físico Bernardo Requena, profesor en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla.

Inflexible con los horarios bajo riesgo de fuerte multa, Caparrós alterna la mano izquierda con la derecha para que el régimen militar que ha instaurado sea más llevadero. Al fin y al cabo es lo que quería el club y para lo que se le fichó después de la fractura interna y la consiguiente limpieza. Un tipo carismático, con tirón mediático pese a su discurso prefabricado y soltura para ejercer de portavoz en un club acostumbrado a tropezarse con cada piedra en el camino.

El técnico detenta ahora el poder que antes emanaba a borbotones del vestuario gracias al respaldo total de sus superiores, que han delegado totalmente en él. La conexión directa entre los capitanes y el despacho oval de Quico Catalán, que difícilmente volverá a quemarse, ya no existe. Ahora manda Caparrós, quien a su vez controla el carrete que le da a Juanfran como reelegido capitán.

El míster, después de indultarlo, quiere que Juanfran sea un ejemplo para los más jóvenes por su veteranía. Por ese motivo le ha pedido cuidar al máximo sus hábitos y le ha reforzado los buenos que ya tenía. A la espera de lo que ocurra con Iborra, del recorrido de Rubén y Rodas o del nuevo papel de David Navarro, el capitán sigue llevando la voz cantante, pero al son de la batura de un Caparrós que es el único director de orquesta.