Manolo Salvador se juega la independencia

Quico apuesta por el cambio y el director deportivo se ve en la encrucijada tras haber calificado a JIM como su entrenador

Rafa Carretero | 26 ABR. 2013 | 12:35

El Levante se sentará con él. Es lo único que Manolo Salvador le dijo a Juan Ignacio el pasado miércoles, cuando ambos se reencontraron tras el viaje a Argentina del director deportivo. Y eso que buena parte de la conversación giró en torno a las especulaciones surgidas en las últimas semanas sobre el interés del club en otros entrenadores, fundamentalmente Fran Escribá. En el cara a cara Salvador negó que haya sondeado a nadie, pero en ningún momento garantizó que vaya a hacerle una oferta para renovar al que sólo unos meses atrás tildó como “mi entrenador” cuando fue a negociar con él.

Después de que JIM haya declarado públicamente que su prioridad es seguir en el club, toda la presión recae ahora en Salvador. Pese a que los resultados lo avalan y deportivamente no hay justificación para el relevo, el club y especialmente Quico Catalán no confían en él por falta de sintonía. El director deportivo, mientras, tiene dudas. Por un lado, es esclavo de sus palabras. Por el otro, recién blindado por el presidente, es consciente de la presión para traer a otro entrenador y tiene alguna que otra espina clavada con futbolistas como Gekas o Ángel a los que JIM no sacó rendimiento. Su independencia está mirándose con lupa.

Desde el club se ha filtrado en los últimos tiempos un distanciamiento entre los jugadores y el entrenador que sirva de argumento para justificar el cambio. Sin embargo, lo cierto es que después de los reproches dentro de la caseta por el partido del Deportivo, la tensión es más entre futbolistas que otra cosa. Salvador está al día de que aunque JIM tiene detractores el poder del vestuario ha cambiado y en estos momentos lo que está en juego es la elección entre un modelo en el que el poder lo detente el entrenador o los futbolistas más próximos al presidente. En los últimos años varios pesos pesados han sido el nexo de unión de Quico con lo que ocurría en el césped pero su liderazgo está ya muy en cuestión. El propio Quico, de hecho, está obligado a marcar distancias por su bien.

A la espera de que Manolo se decida, eso sí, JIM tiene claro que tampoco aceptará cualquier oferta de renovación, sino una en la que se le valore a la altura de los logros conseguidos. Máxime cuando el club sí ha puesto toda la carne en el asador por el director deportivo o insignias como Iborra, cuyo futuro sigue en el aire. El técnico, además, apostaría por introducir variaciones en el departamento médico, entre otros. Cambios en un sentido u otro que hacen que la indefinición sea hoy la gran protagonista.