David Albelda y sus méritos deportivos para renovar

Ser objetivo con David Albelda, tanto los que cantan sus alabanzas como los que intentamos verlo todo desde un punto de vista más sereno, se hace complicado, pero cuando hay que valorar que un jugador que el 1 de septiembre cumplirá 36 años, que vive en el fútbol de su físico, y que debe decidir si amplía su contrato de varios millones de euros anuales, depende de que él quiera seguir, puesto que la dirección deportiva ha dado el OK, la cuestión se torna espinosa.

Albelda ha jugado 13 partidos esta campaña, de los 27 oficiales que lleva el Valencia esta campaña. En 10 ha sido titular, y de los 13 que jugó, sólo disputó los 90 minutos en 5 ocasiones. De los 2430 minutos totales de juego hasta el sábado, el de la Pobla Llarga lleva 778, es decir, un 32% del total. Con méritos deportivos no se justifica renovar un contrato de cerca de 3 millones de euros, cuando otros jugadores cobrando cantidades similares han sido “invitados a marcharse”.

Si la argumentación es que siga por peso específico, por carisma dentro del vestuario o por cualquier otro intangible, el particular coro rociero que lleva asociado Albelda debería cambiar la estrategia, porque ese no es el camino. Un club con unos problemas económicos, que se pregonan cada día no tengo muy claro con qué motivo, tan graves, no se puede permitir tener una de sus fichas más elevadas en un jugador que está sólo el 32% del tiempo en el campo, y cuyo papel en el juego es, digamos, cuestionable. Aunque en esto no quiero entrar, porque es algo muy subjetivo.

Algunos me podrán decir que no soy objetivo. Si, desde luego, David Albelda y servidor no tenemos una buena relación personal desde hace años, por eso he tomado sólo referentes tangibles, numéricos, que sólo se pueden contrastar, no discutir. Si un jugador que dispone de esos minutos ha hecho “méritos deportivos” para prorrogar un multimillonario contrato cuando a otros se les aprieta para que sigan por menos dinero, es que algo hay en la ecuación que se nos escapa. Y ahora si estoy en un tono irónico que me hace ser prudente. La edad, que es muy mala.

No entiendo la campaña pro Albelda. No la entiendo hace años. No entiendo cómo un jugador como Rubén Baraja se va de puntillas, y en dos años y medio no ha dicho nada, ni lo dirá. O Carlos Marchena. Y Albelda sigue con su derecho de pernada eterno, y ya no sólo eso, es que además hay que esperar que él decida aceptar seguir, como si el favor se lo hiciera el jugador al Valencia y no al revés. El club está por encima de todo y de todos, seas quiénes sean, hayan hacho lo que hayan hecho, y tengan los protectores que tengan.