La última semifinal europea se ganó en Mestalla

El Valencia Club de Fútbol se encuentra a las puertas de jugar su octava final europea. Para ello deberá superar el resultado negativo cosechado en el Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid en el partido de ida.

El club “ché” solo levantó en una ocasión una desventaja de dos goles en Europa; fue en 1965 ante el Hibernian, una eliminatoria en la que perdió por dos goles a cero en Escocia y remontó en Mestalla. El encuentro de desempate en el que finalmente venció el Valencia por tres goles a cero, se disputó en Mestalla gracias a la suerte en el lanzamiento de una moneda.

En el año 2004 el Valencia se clasificó por última vez a la final de la entonces llamada UEFA Cup. En aquella eliminatoria, los hombres entrenados por Rafael Benítez no debían remontar una derrota como en esta ocasión, pero si que se trajeron un resultado peligroso del estadio El Madrigal. El 0-0 concedía al cuadro valencianista una ligera ventaja debido al factor campo, pero cualquier descuido defensivo daría al Villarreal la posibilidad de meterse de lleno en la eliminatoria.

El Valencia viviría una semana gloriosa ya que justo después de eliminar al Villarreal en Europa, se proclamó campeón de liga con su victoria 0-2 en Sevilla. La situación era distinta a la que vive el club en estos momentos, pero el hecho de que el Valencia no haya perdido nunca una semifinal europea en sus 50 años de andadura en las competiciones europeas, concede esperanzas a la afición valencianista.

Solo un hombre resiste en la plantilla desde la temporada 2003-04, David Albelda. El eterno capitán, mucho más maduro y muy cerca de su retirada, podría ser pieza clave en el objetivo de llegar a la final. Será un encuentro de mucha responsabilidad y en el que no habrá espacio para los errores. La actitud que pueda adoptar Mestalla respecto a sus jugadores también será decisiva.

El estadio valencianista ha jugado un papel fundamental en todas las eliminatorias europeas en las que ha participado el equipo. MTK, Roma, Colonia, Nantes, Barcelona, Leeds y Villarreal ya conocen el poder de Mestalla en este tipo de encuentros.

Ante el Villarreal en 2004, el Valencia se adelantó muy pronto gracias a un penalti que el brasileño Juliano Belleti cometió sobre Miguel Ángel Ferrer Mista. El propio delantero asumió la responsabilidad de lanzarlo ya que Jorge López, habitual tirador, no se encontraba sobre el campo.

La portería del equipo amarillo era defendida por todo un seguro de vida en este tipo de lances, Pepe Reina, un especialista parando penaltis, pero Mista no falló aunque el portero madrileño adivinó la trayectoria del disparo. El conjunto entrenado por Rafael Benítez pudo ampliar su ventaja con un lanzamiento de Curro Torres que se marchó por encima de la portería. Las acometidas del incisivo Xisco en ataque no encontraron rematador, y tuvieron respuesta en rápidos contragolpes del Villarreal, pero Santiago Cañizares se mostró rápido y atento.

En la última fase del encuentro la decoración cambió, el Valencia jugó más arropado y cerró líneas, especulando con el tiempo y aprovechándose del carrusel de cambios. La salida del canario Guayre al terreno de juego fue el último cartucho del submarino amarillo, que pese a la derrota, cerró una temporada europea espectacular; un año que había comenzado en el mes de Julio con la disputa de la primera eliminatoria de la Copa Intertoto ante el Brescia.

Poca gente sospechaba que aquella sería la última vez que Rafael Benítez se sentaría en el banquillo valencianista en un partido internacional. Ocho años después la misión es mucho más complicada, el valencianismo espera poder celebrar la clasificación a su octava final europea.