Mauricio Pochettino, el poder del trabajo

El argentino es el técnico que más gusta en Mestalla como recambio de Unai Emery

Francisco Ortí | 10 MAR. 2012 | 11:54

El 20 de enero del 2009 el mundo se paralizó para dar la bienvenida al nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. En un acto rodeado expectación, maquillado por la maquinaria yankee del espectáculo, Obama prometió dar un giro al mundo desde la Casa Blanca. Promesas vacías que todavía no se han cumplido. Ese mismo día, al otro lado del mundo, concretamente en el estadio Cornellá-El Prat, se producía otro acto de presentación, pero mucho más austero. Ese mismo 20 de enero del 2009, Mauricio Pochettino asumía el banquillo del Espanyol también con el reto de solucionar la crisis del conjunto catalán.

Prometió trabajo y lo cumplió. Dos años después de su llegada al Espanyol, Pochettino ha transformado al equipo periquito. Se encontró con una plantilla rota, con problemas internos y hundida en la clasificación. Ni Tintín Márquez ni Mané habían conseguido encontrar el camino para que ese Espanyol funcionara. En apenas unas semanas Pochettino dio con la clave y el equipo acabó logrando la permanencia. Salvó el primer match ball. Durante la siguiente temporada estuvo cerca de entrar en competición europea y esta pelea por un puesto de Champions League.

Año tras año Pochettino ha mejorado el rendimiento y las expectativas del Espanyol y lo ha hecho desde el trabajo y el esfuerzo. No ha contado con ayuda económica, sino todo lo contrario. Los refuerzos han sido pocos y las salidas masivas. La temporada pasada tuvo que ver como durante el mercado de invierno salían del equipo dos piezas clave como Víctor Ruiz y Dídac Vilá a causa de la mala situación económica del club. Sin embargo, Pochettino no se quejó. Buscó una solución en la cantera y reconstruyó la alineación para que el equipo no acusara la herida.

Mauricio Pochettino

Esa es la virtud que ha enamorado a Braulio Vázquez y al Valencia para pensar en Mauricio Pochettino en el técnico ideal para la próxima temporada. Su capacidad para gestionar proyectos low cost y sacarles máximo rendimiento se adapta perfectamente a un Valencia exigido a nivel económico y amortizado por Manolo Llorente desde el sillón presidencial. Ante la probable salida de más talentos de Mestalla y con el proyecto de Unai Emery viciado por las fobias y las filias del valencianismo, urge buscar un relevo en el banquillo y Pochettino se presenta como la mejor opción.

El técnico argentino garantiza un sesudo esfuerzo desde el banquillo y la construcción de un equipo con alma, batallador, capaz de plantar cara a los grandes sin complejos. Así está siendo el Espanyol desde la llegada de Pochettino al vestuario, un equipo que personifica los valores que defendió su técnico durante su etapa como jugador. Un equipo aguerrido, sin miedo, y que pelea cada balón. Le gusta presionar muy arriba y convierte los partidos en un escenario muy incómodo para el rival. Un estilo de juego que gusta mucho en Mestalla con una afición con buen paladar para disfrutar de equipos con altas cargas de sacrificio, y que corresponde con una fórmula que siempre ha dado buenos réditos en la orilla del Turia.

Sin embargo, en el Valencia vería cerrado un grifo que está siendo clave en su fórmula del éxito en el Espanyol: la cantera. Pochettino es un firme defensor del trabajo de cantera y desde que llegó a Cornellá-El Prat ha mostrado una fe inquebrantable en el filial. Tanto es así que en más de una ocasión le han tenido que parar los pies en el Espanyol para que no subiera al primer equipo jugadores demasiado jóvenes. Esa confianza en la cantera ha sido un factor clave en su Espanyol. Un factor que no tendrá en Mestalla. Y es que la cantera valencianista atraviesa una época de sequía de talentos.

Paco Alcácer y Bernat -junto a Pardo- son un oasis dentro de un proyecto de cantera sin fondo de armario y que navega sin rumbo por la ausencia de un líder en los despachos que sea capaz de ordenador. Pese a esto, Mauricio Pochettino encajaría a la perfección en el banquillo del Valencia. Gusta a Braulio Vázquez, gusta a Llorente y su perfil trabajador es ideal para Mestalla. El argentino solo promete trabajo, pero tiene la virtud de cumplir su palabra.