Valencia, Zaragoza y una Copa de Ferías

Se enfrentaron en la final en 1964

Jose Hernández | 26 OCT. 2011 | 14:30

El gol de Fernando Torres en la Eurocopa 2008 puso fin a un ciclo de 44 años; justo los que duraba aquella vieja historia. El gol de Marcelino ante los soviéticos fue objeto de culto para legiones de seguidores de la selección, decepcionados por los fracasos de España y orgullosos de haber vivido o heredado en boca de sus progenitores aquel momento único en la historia.

La leyenda es conocida. Los soviéticos llegan a España en 1964 liderados por el mítico Lev Yashin, aquel portero del que el régimen franquista contaba, que en realidad era hijo de exiliados españoles y por tanto su tremenda calidad se debía a que por las entrañas del portero de Moscú emanaba sangre ibérica.

España gana la Eurocopa imponiéndose a la Unión Soviética en el Bernabeu. El gol decisivo es anotado por Marcelino, por lo que el título de la fastuosa fábula que contaron tantas veces nuestros antepasados no puede ser otro que..."El gol de Marcelino".

Algo no tan conocido es lo que sucedió en la vida de Marcelino tres días después de aquella final que le marcaría para siempre.

El delantero nacido en el municipio coruñés de Ares, grabaría su nombre con letras de oro en la historia del Real Zaragoza a costa del Valencia Club de Fútbol. Si el 21 de junio de aquel 1964 había conquistado el Santiago Bernabeu, esta vez sería fiel testigo el otro templo del fútbol español; el estadio del por entonces llamado Club de Fútbol Barcelona era la sede de la final de la Copa de Ferias 1964.

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"Para nosotros es una gran emoción haber llegado hasta aquí, le debemos mucho a la Copa de Ferias", fueron las palabras del técnico valencianista el día anterior a jugar la final. El Valencia se encontraba concentrado en la localidad barcelonesa de San Andréu de Llavaneres. El equipo "Ché" estaba totalmente familiarizado con el torneo; sus dos triunfos en años precedentes habían hecho que los valencianos afrontaran la competición con mucha confianza y seguridad. Era tal el respeto por el torneo que el técnico vasco del Valencia citó "si ganamos la Copa del generalísimo no sabemos que competición europea jugaremos el año que viene, estudiaremos si nos interesa participar en la Recopa o en la Copa de Ferias".

La pregunta sobre la copa venía al hilo, porque el Valencia se jugaba la temporada en pocos días, primero en la final europea y después en el torneo de copa.

No fue una buena temporada para el equipo presidido por Julio de Miguel. El club viajó a México en pretemporada; un desplazamiento complicado ya que se tuvo que conceder un permiso especial desde la oficina del "Pardo" por el régimen franquista.

En el país centroamericano se enfrentaron al América y al Pumas, con los que ganaron y empataron respectivamente. Fueron goleados 4-1 por el Oro de Guadalajara y lucharon en un partido espectacular ante el Veracruz al que vencieron por el sorprendente marcador de 3-8.

En la Liga las cosas no funcionaron y Mundo tuvo que hacerse cargo del equipo para rescatarlo y llevarlo a una cómoda pero a la vez discreta sexta plaza. Delante de los valencianistas se situaba un grupo de jugadores que jugaban muy bien al fútbol, el Zaragoza de los "magníficos".

Habían quedado cuartos en el campeonato nacional y se metieron contra pronóstico en la final de la Copa de Ferias, tras eliminar al Lausanne en semifinales y frenar a la Juventus de Turín en cuartos de final, con un partido histórico en la Romareda en el que ganan por 3-2.

Los Lapetra, Violeta o Marcelino no dieron opción a los italianos, donde se alineaba un español. El ex-madridista Luis del Sol.

Portada de Marca de la final de la Copa de Ferias de 1964 entre Zaragoza y Valencia

Así pues, Zaragoza y Valencia quedaron citados en el Nou Camp el 24 de Junio de 1964. Se decidió que la final se disputara a partido único y no con el habitual sistema de ida y vuelta. El Valencia preparó el choque con un extraño trofeo Naranja que se jugó al mismo tiempo que la anteriormente citada Eurocopa de naciones.

Fue curioso comprobar como el Valencia se imponía al Nacional de Montevideo en Mestalla el día anterior a que España derrotara en la prórroga a Hungría y consiguiese la clasificación para la final del campeonato europeo, o que un día antes de que España se proclamara campeona, el Valencia perdiera frente al Flamengo por 1-3 en el último ensayo previo a la final europea.

El Valencia jugó en Barcelona con Zamora (el héroe de Colonia), Arnal, Quincoces, Vidagany, Paquito, Roberto, Suco, Guillot , Waldo, Urtiaga y Ficha. El Zaragoza, rival esa noche, representaba un duro hueso para el cuadro valencianista. Es cierto que el cansancio de alguno de los jugadores que habían disputado la Eurocopa restó eficacia al poderío del equipo aragonés, pero no era una casualidad que estuvieran disputándole la supremacía de la competición al bicampeón levantino.

Waldo y Guillot, Valencia

El Valencia perdió la final y acusó al colegiado portugués Joaquim Campos de la derrota. Cierto es que su actuación tuvo importancia y ciertas decisiones se inclinaron a favor de los zaragozanos pero no fue excusa para un Valencia que a pesar de todo dio la cara y vendió a un alto precio su derrota en el feudo del Barcelona.

Villa adelantó al Zaragoza en el minuto 41 pero muy pronto, antes del descanso, Urtiaga equilibraría de nuevo el partido. La segunda parte se convirtió en una batalla sin descanso; los dos equipos buscaron la portería rival hasta que en el 63 de partido el héroe de España y que lo sería también del Zaragoza ese día, Marcelino, establecía el 2-1 que sería definitivo. El resultado pudo ser distinto si Campos hubiera decidido señalar un claro penalti en las postrimerías del partido a favor del equipo de Mundo.

Al final la copa se fue para Zaragoza y el Valencia abandonó con la cara alta pero con gran sensación de impotencia el césped del Nou Camp. Las protestas valencianistas llegaron hasta las altas esferas y los representantes del club no acudieron a la cena oficial ofrecida por la organización.

El Valencia no pudo rememorar su triunfo… pero aragoneses y valencianos certificaron una gran final europea que nunca han repetido.