Toca seguir luchando para poder ser mejores, como exige el escudo del Valencia

Ya está bien de muchas cosas que no dan nada, y vamos a meternos de verdad en lo importante, que nos jugamos la vida

Toni Hernández | 14 SEPT. 2024 | 00:01
Rubén Baraja

El entrenador que yo quiero para el Valencia es Rubén Baraja. Lo he dicho desde hace muchos años, y ahora lo tengo delante. Y ha pasado en el peor escenario posible, con el equipo luchando de verdad por eludir el descenso, aunque ahora lo tengamos de nuevo ahí.

Sólo un tipo que siente el escudo como parte de él mismo acepta un reto como ese, en el que tienes mucho que perder si tu nombre sale como el técnico que mandó al Valencia a Segunda. Y no demasiado que ganar si lo mantienes, porque nadie va a celebrar que ocurra tal cosa, aunque sintamos el mayor de los alivios posibles.

Creo que todos le tenemos mucha fe al Pipo, pero que le hacemos menos caso del que toca. Y digo esto porque él repite cada semana una serie de mensajes que son muy claros, pero que parece que, por sabidos, no son tan importantes. El primero y más importante es quitarle dramatismo a todo. No se puede vivir muerto de miedo, atenazado, porque así no se rinde, no se toman las decisiones correctas, no se hacen las cosas como toca. Y eso repercute en los resultados, por supuesto que lo hace. Nadie dice que la situación no sea extrema, que lo es, pero si no aprendemos a hacer lo que nos dice el Pipo, la realidad será la misma, pero nuestra manera de afrontarlo, no.

También incide mucho en la unión, pero una unión de verdad, sincera, sin fisuras, por encima de todo. Jamás dirá nada, porque lo conozco, pero Rubén sabe que pitar a los jugadores cuando las cosas no van bien es ponerles losas en los pies. No podemos renunciar a nadie, pero a nadie, y si se falla, hay que aplaudir y levantarlos, aunque los queramos matar. 

No ha venido al Valencia a servirse, sino a servir, haciendo buena la mítica frase del eterno don Vicente Peris Lozar, y ha puesto, desde antes de firmar, el bien general por encima del suyo particular. Y de eso también tendríamos que tomar nota todos los demás, porque se practica con el ejemplo, y Baraja lo hace.

“Todos unidos Toni, todos, que yo veo que el equipo quiere y eso me deja tranquilo, pero tenemos que seguir dándole, le tenéis que seguir dando todos, y remando”. Hablo con el míster los días de partido, y al día siguiente, haya pasado lo que haya pasado. Lo hago como amigo, porque yo sólo puedo verlo como eso, amigo, y le insisto en que aquí me tiene para ayudarle en todo lo que le haga falta. Y aunque no soy nadie, creo que todos tendríamos que tener esa misma actitud ante esta situación.

Eso no significa que no podamos estar a todo lo demás, que cada uno sabrá cómo quiere emplear su tiempo. Ni tampoco discutir el nivel de exigencia, que se nos olvida que los dos tipos que llevan al equipo han ganado lo más grande que con esta camiseta, y verse donde están les duele en el alma. Pero debemos parar de hacernos daño, de llevar el escarnio a su máxima expresión por estar como estamos. Eso no suma. Suma hacerle caso a Rubén Baraja, el entrenador de mi equipo, y mi equipo es el Valencia.