El Valencia de Baraja no va a jugar una final, sino otro partido, aprendamos

El Valencia no juega ninguna final contra el Betis. Eso se dio en abril de 2022, en La Cartuja, pero no en Mestalla dentro de unos días. Baraja ha conseguido muchas cosas, muchas, y una de las más importantes ha sido restar dramatismo a todo lo que nos rodea. La sensación es que hemos estado años, pero ya con Marcelino, en los que nos jugábamos la vida en octubre, o en febrero, cuando en esos meses puede haber partidos importantes, pero nunca decisivos, a no ser que hablemos de eliminatorias, que eso es otra cosa.

Eso no es bueno, por muchas cosas, y una de ellas es que acabas por no darle importancia a un partido que, efectivamente, sí lo sea. Hay un momento en que esa agonía la has asimilado, forma parte de ti, y no ayuda en nada, aunque bien es cierto que tampoco resta. La cosa, eso sí, cambia cuando tienes un equipo de críos que están en fase de aprendizaje, y a los que la obligación de ganar, la imperiosa necesidad, les puede pasar una factura que ya hemos visto que nos termina saliendo cara. No podemos volver a caer en el mismo error.

Vamos a seguir disfrutando y soñando con estos nanos, vamos a darles alas y ánimos, vamos a generarles confianza, eso que resulta del todo punto clave para poder mejores en cada partido. Se han ganado el derecho a que creamos en ellos, sin fisuras, e incluso el que puedan llegar a fallar, que forma parte de esa evolución que están viviendo a una velocidad que no tendría que ser la que tuvieran, pero es la que hay. Vamos a disfrutar, vamos a sonreír, y vamos a creer en Baraja y sus niños, que son muy grandes.