Soñar en el Valencia

La ilusión es la fuerza que hace moverse al fútbol, y eso pasa por pensar en cosas grandes, que incluso puedan parecer imposibles

Toni Hernández | 16 MAR. 2024 | 00:01
Valencia CF

Entre mis mejores recuerdos de niño como valencianista está el soñar. Soñar que éramos grandes, que ganábamos títulos, que estábamos entre los mejores. Soy de una generación dura, 1974. Éramos demasiado pequeños para disfrutar enteramente los títulos del 79 al 80, pero sí nos enteramos de sobra del descenso a Segunda. Hasta 1995, que llegamos a una final aunque fuera para perderla, lo más agradable que había en nuestra memoria era un ascenso. Un ascenso. El Valencia. Imaginemos eso hoy. No. Mejor no imaginemos nada. 

No estamos viviendo días de vino y rosas, eso lo sabemos todos, pero tampoco estamos con el agua por encima de la nariz como el curso pasado. Y no, no me conformo. Nadie lo hace. Sólo analizo lo que tengo delante, que al final es lo que se supone que debemos hacer los que estamos de una forma u otra en los medios. Ejercemos poco, esa es la verdad. Influimos poco. Lo que se puede. Y que nadie se me enfade por ello, por favor. E invito a todos a hacer un ejercicio de reflexión: igual no todos y cada uno de nosotros tenemos siempre la razón. Igual. 

Sin ser el que deseamos para nuestro equipo, el año del Valencia es bueno. Muy por encima de las posibilidades reales que tiene la plantilla, nos guste o no. Y que en la jornada 29, 28 para nosotros, tengamos Europa a un partido de distancia, es algo que se tiene que poner en valor, y de qué forma. Lo hubiéramos firmado con sangre en verano y ahora mismo lo tenemos al alcance de la mano. Pero es que se nos ha olvidado soñar. E incluso es posible que alguno no esté ni preparado para ello.

Empleamos tanto tiempo y tanta energía en estar cabreados con todo, que cuando Baraja y sus nanos hacen una temporada para enmarcar, porque ya es así pase lo que pase, preferimos buscar mil pegas a todo antes de disfrutar, aunque sólo sea un rato, de esta gente. Lo digo con cariño, pero parece que se pone más en valor el hecho de asistir a una manifestación (la cual fue un rotundo éxito) que el hecho de poder estar peleando por Europa con dos palos y un alambre. Es decir, con muchos menos recursos que equipos que están por delante y también por detrás. 

Disfruto viendo jugar al Valencia de Baraja, sufriendo con ellos, observando su crecimiento. Me encanta admirar cómo van puliendo su madurez a base de errores y aprendiendo de ellos; me encantan sus ganas de mejorar cada día y su implicación con esta camiseta. Me gusta soñar pensando en este equipo. Y sí, sé que es posible que haya ventas en verano y que parte del equipo salga, y que será un drama. Pero eso aún está por llegar. Cruzo lo dedos. Ahora lo que toca es ir a Villarreal a hacer un gran partido, a intentar ganar, y, por supuesto, seguir soñando.