Asco del entorno que tenemos en el Valencia, y mucho cansancio

El entorno del Valencia no puede ser más tóxico y estar más viciado. Me importa un carajo que ahora vengan 4, o 400, dirigidos, a ponerme a parir por decir lo que pienso. Porque algunos de ellos ni habían nacido cuando yo ya me partía la cara por el Valencia desde un micro haciendo más horas que un reloj, visitando todas y cada una de las peñas en la provincia de Valencia y siendo valencianista por encima de periodista.

Las redes sociales, que podrían ser algo maravilloso, son un estercolero cada vez más grande, más asqueroso, donde tienen más y más cabido trolls, y lo que no son trolls. Se ha formado una nueva raza, unos guardianes de la moral valencianista, que se permiten el lujo de atropellarte de forma pública cuando tu opinión no es la que tienen ellos sobre algo. ¿Pero quiénes os creéis que sois? ¿Qué derecho tenéis a señalar a nadie y tirarle hordas de personajes al cuello?

Hace muchos años, muchos, me enseñaron que cuando tienes una exposición pública, no le vas a gustar a todo el mundo. Y que si no estás dispuesto a aceptar las críticas, lo mejor es que vayas a casa porque no sirves para esto. Nadie tiene la verdad absoluta sobre nada, nadie, y quien intente intimidar al que pienso distinto es un miserable, un ser despreciable.

En el entorno del Valencia empezamos a tener muchos así, y aunque no seré yo quien le diga nada a nadie, que ya soy muy mayor, no voy a consentir que vengan a decirme a mí ni media, pero ni media. Con casi 50 años, al único en mi vida que le he consentido eso fue a mi padre, y por desgracia, ya hace mucho que no puedo hacerlo. Vivid y dejad vivir, si es que sois capaces de hacerlo.