El Valencia y una oportunidad para romper la inercia

El inicio de temporada ha dejado incógnitas en el Valencia. El empate en Mestalla frente a la Real Sociedad mostró destellos de orden y competitividad, pero también evidenció una carencia que se arrastra desde finales del pasado curso: la falta de contundencia en las áreas. El equipo de Carlos Corberán suma ya cuatro encuentros oficiales sin conocer la victoria si se suman los últimos del año pasado con el estreno liguero, una dinámica que conviene frenar cuanto antes para evitar dudas innecesarias.

El conjunto blanquinegro no gana fuera de casa desde su triunfo en mayo frente a la UD Las Palmas. Aquella victoria daba continuidad a una segunda vuelta notable, en la que el equipo supo ser práctico y competitivo. Desde entonces, el carril de resultados positivos se ha cortado. No es aún un problema grave, pero sí una señal que enciende una luz de advertencia: no basta con competir bien durante fases de los partidos, hay que traducirlo en puntos.

El calendario ofrece ahora un escenario ideal. El Sadar siempre es un campo exigente, con un Osasuna que aprieta desde el minuto uno, pero también puede ser la oportunidad perfecta para recuperar confianza y enviar un mensaje claro, que el Valencia está para algo más que sobrevivir. Ganar en Pamplona significaría mucho más que sumar tres puntos, serviría para reafirmar el trabajo de pretemporada, reforzar al bloque joven y, sobre todo, cambiar el tono de este arranque a la espera del último empujón del mercado.

Corberán lo sabe: los partidos fuera de casa son los que acaban marcando la diferencia entre un año de transición o un curso con aspiraciones mayores. El Valencia tiene la oportunidad de dar un paso al frente y empezar a construir fiabilidad lejos de Mestalla.