Cuando un periodista que sigue al Valencia se convierte en activista

Siempre dije que era valencianista por encima de periodista, y eso me generó muchos problemas con compañeros de profesión durante más de 15 años. No sé si hice bien o no, pero lo que tengo claro es que actué como me pedía el cuerpo hacerlo, y desde luego, no me arrepiento de nada en absoluto. Ahora bien, con el paso del tiempo, una analiza las cosas, les pone la frialdad de la distancia en todos los sentidos, y entiende muchas situaciones que se le escapaban en aquel tiempo. Ser contador de cosas, como me gustó definirme toda la vida, es eso, contar las cosas que pasan, y no las que yo quiero que pasen como si fueran ciertas.

Y lo que más claro tengo ahora mismo, es que jamás, los que nos decidamos a esto, tenemos que ser los protagonistas de nada, porque somos eso que decía el maestro García, notarios de la actualidad, y nada más. Y los tiempos pueden haber cambiado, pero hay cosas que son lo que son, por muchos años que pasen. Y además, cuando uno pasa a ser activista, y ahora estamos plagados de ellos, el tratamiento ya no puede ser el mismo que cuando eres periodista. La opinión hace mucho que superó a la información en cuanto a cantidad, porque la calidad es algo muy relativo, y si encima tomas partido de una forma clara, que para nada lo critico, ya no es ni eso, sino activismo.

Y cruzar esa frontera hace que no te puedan tratar igual, que no puedas hablar de tu trabajo como informador, porque ya no lo eres, y desde luego, estás expuesto al mismo nivel de crítica que cualquier otro actor de esta historia. Y seamos sinceros, los periodistas llevamos bien eso de dar cera, pero muy mal el hecho de que nos la den. Es tiempo de soluciones y no de palleters, porque ir cualquier día donde almuerzan Murthy y compañía, cámara en mano, y decirles de todo, es fácil. Lo complicado es encontrar la fórmula para cambiar las cosas. El activismo supera al periodismo, quizá igual que twitter ha adelantado a los medios convencionales. Pero cuando todo cambia, eso, todo cambia.