El fútbol es maravilloso, y Piccini ha escrito otra historia maravillosa en el Valencia

Un trallazo imparable, como aquel icónico día del Huesca, y que hacía estallar al estadio y a todo un equipo, que sabe lo que ha sufrido este tiempo

Toni Hernández | 12 DIC. 2021 | 07:00
Cristiano Piccini

El fútbol es un deporte extremo, es un asesino despiadado, y un genio que te concede los deseos que puedas querer. No te regala nada, a veces te da migajas en forma de gloria efímera, pero en las más de las veces es un cabrón sin escrúpulos ni piedad, que sólo piensa en hacerte la vida imposible. Esa es la parte que lleva viviendo Cristiano Piccini desde hace dos años y medio, cuando en septiembre del 2019 se lesionaba de gravedad, y entraba en un túnel oscuro del que parece estar saliendo ahora, con minutos, con confianza, con mucho trabajo y mil puñaladas de este juego del balón que es una droga mala para todos.

Hemos dicho muchas veces que más honorado no puede ser, que lo da todo, que no pone un solo problema, que se rebajó la ficha para poder volver en enero de este año, pero que cuando le veíamos jugar era un quiero y no puedo que te hacía sufrir. Porque el que es honrado siempre tiene el apoyo de la grada, y el respeto. Y como pudimos ver después de ese trallazo que nos daba 3 puntos que valen su peso en oro, el vestuario piensa lo mismo que todos nosotros. Sus compañeros se lanzaban a por él, destacados, como si fuera el tanto que nos daba la Champions League. Porque las emociones se viven así, a flor de piel, aquí y ahora, y sólo los que trabajan con Piccini cada día saben lo que ha sufrido para poder vivir un momento como ese.

Un gol ganador, aunque faltara después otra parada milagrosa de Cillessen con la incertidumbre del VAR, que no daba el tanto. El derechazo del italiano lo empalamos todos, con el alma y el corazón, y el grito de Mestalla, poniendo un colofón brutal a un día histórico, hizo de banda sonora de obra de arte perfecta, de un homenaje al fútbol, a que no sólo siempre van a ganar las sombras. Hay que alegrarse, y mucho, porque a las personas buenas les pasen cosas buenas. Y si encima es con la camiseta de nuestro equipo, más aún.