El Valencia está hecho una mierda por culpa de muchos, y desde hace mucho tiempo

Lim no es más que una consecuencia de todo lo hecho, un eslabón de una cadena que tiene muchas piezas que se pierden en el tiempo

Toni Hernández | 11 NOV. 2021 | 08:30
Mestalla

El Valencia está hecho una mierda, hablando en plata, y desde luego es por culpa de Peter Lim y de Meriton en un porcentaje muy alto, pero en ningún caso único. Hace mucho que insisto en que Lim sólo es la consecuencia de todos nuestros pecados, el final de un camino que nosotros hemos ido andando desde hace muchas décadas. Culpar sólo a los actuales gestores es algo incompleto, porque te faltan muchas piezas del puzzle, y la primera es la razón por la que ellos están aquí. En 2014 nos íbamos por la taza del water, porque Bankia no nos dejó ir a concurso de acreedores y perder cientos de millones de euros, y para ello contaron con la inestimable ayuda de Llorente, el gran gestor.

Pero culpar sólo a Manolo tampoco sería decir toda la verdad. Antes de él estuvo la gestión de Juan Soler, y de Vicente Soriano, con el Nuevo Mestalla, que debía ser la panacea, y se terminó convirtiendo en la bota que nos pisaba la cabeza en el suelo y no nos dejaba ni respirar. Pero hasta para la llegada de Juan hay explicación. En 2004, con el equipo en el mejor momento de todos los tiempos, y celebrando un Doblete para la historia, había que buscar a alguien que pagara la fiesta porque se estaba a un paso del concurso de acreedores. Económicamente se estaba al borde del KO, a pesar de los éxitos, y Manolo Llorente (de nuevo) y Beatriz Delgado, se lanzaron a la búsqueda de un mirlo blanco que pagara la fiesta.

La pareja de Bautista Soler era compañera de colegia de Beatriz, y finalmente lograron convencerlo para entrar en el club comprando acciones por fuera, porque nadie planteó una ampliación de capital para que el Valencia fuera más fuerte. Paco Roig, el más listo de la clase siempre, fue el gran beneficiado de todo aquello, y vendió sus acciones por una fortuna. Al Valencia le llegó CERO de toda esa operación, con marcado acento político, dicho por otra parte. Lim es el último eslabón de una cadena larga, muy larga, en la que muchos que hoy quieren seguir estando son responsables.