¿Quo vadis Caparrós?

A base decisiones que lo conducen a la deriva, el ‘comandante’ granota empieza a perder predicamento en Orriols

Rafa Marín | 28 NOV. 2013 | 11:50

Cuatro jornadas sin ganar y tres derrotas consecutivas han sacado a la superfície muchos de los problemas que el Levante tenía latentes también cuando ganaba o empataba y en la clasificación iba como un tiro. Y es que después de la ‘tocata’ en el Camp Nou a los granotas les acompañaron los resultados pero casi nunca el juego ni el estilo. Dos carencias en el debe de Joaquín Caparrós, el entrenador con más curriculum y mejor pagado habido en Orriols y por tanto el sometido a un mayor escrutinio.

A tres partidos de Liga para acabar el año, el Levante arrastra una inercia negativa que no hace presagiar nada bueno y que tiene al mediático y ‘amadrileñado’ técnico en todo el epicentro. Algo no va bien por dentro y ya se nota por fuera.

Caparrós ha perdido el predicamento que tenía en la plantilla y está viendo como ya no son sólo los suplentes quienes se distancian de él. Los futbolistas suelen tener un olfato fino para detectar las injusticias y es un hecho que la gestión que el míster está haciendo del grupo comienza a oler raro. Hoy por hoy se ha abierto una brecha con casos como el de Chris Lell, que en la misma semana ha sido abroncado por falta de intensidad e implicación y jugado de titular. “No te mereces el sueldo”, ha llegado a decirle.

Las decisiones tácticas y técnicas tampoco lo acompañan. En las últimas jornadas, coincidiendo con las derrotas, Caparrósha encadenado un error tras otro en el movimiento de piezas. Futbolistas que pasan de la suplencia a la titularidad y viceversa han terminado por desenchufarse. Entre unas cosas y otras al final se ha llegado a una situación en la que hay un pequeño incendio en cada esquina de un vestuario en el que no está sabiendo atajar la impersonalización ni hacer un bloque de la colección de extranjeros que en él se han juntado. Para más inri, el ruido extradeportivo alrededor ayuda poco, de Diop aRubén pasando por Keylor, el envenenamiento de la continuidad de Pedro López, el bajo rendimiento de los Babá, Nong y compañía y el continuo machaque del ya mencionado Lell.

Hay tiempo y margen para corregir, pero Caparrós cotiza a la baja y eso además de ser malo le obliga a corregirse. Y es que más allá de lo que ocurre en la caseta, tampoco en el club, pese al respaldo de sus valedores Quico Catalán y Manolo Salvador, es ya la figura a la que todos veneraban como el ‘comandante’ que debía conducir la nave tras la renovación interna de la plantilla. Que el pasado martes el equipo trabajara en horario casi nocturno por la presentación de un libro sobre su vida, obra y milagros en Madrid no es desde luego el camino. Al final, si su paso por Orriols es sólo de un año no va a ser únicamente porque sea él quien no quiere más.