Miroslav Djukic, un valiente del fútbol

Vuelve a Mestalla por primera vez como entrenador

Jose Hernández | 05 ABR. 2013 | 09:45

Miroslav Djukic se sentará por primera vez en el banquillo de Mestalla para enfrentarse al Valencia Club de Fútbol, será un encuentro especial para el serbio, que vuelve al estadio que fue su casa durante varios años en una semana en la que se ha especulado con la posibilidad de que pudiera convertirse en la alternativa a Ernesto Valverde en caso de que el “Txingurri” no renueve su contrato.

Una vida de decisiones. Cuando el nombre de Miroslav Djukic sale a relucir, un momento destaca por encima de todos los demás: aquel penalti miles de veces repetido en las televisiones y repasado en la memoria del aficionado. El nombre de José Luis González, el Valencia de Hiddink y la noche más triste a pies de la Torre de Hércules retumban con fuerza en el subconsciente de Miroslav cuando su mente recuerda 1994; un error, medio segundo que cambió la vida de uno de los mejores defensas del fútbol español. Fue una decisión asimilada en segundos y llevada hasta las últimas consecuencias, pero a Djukic no le tembló el pulso cuando se encaminó decidido hasta el punto de penalti el 14 de Mayo de 1994. ¿Se equivocó? El tiempo se ha encargado de demostrar que no lo hizo.

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Bajo el aspecto de persona afable y una palidez que denota perfectamente su origen balcánico, se esconde un perfecto defensor de sus convicciones, un auténtico profesional que siempre eligió la decisión correcta. Miroslav Djukic marcó historia gracias a sus grandes condiciones futbolísticas, pero lo que le hizo llegar lejos fue tener siempre seguridad en lo que hacía, no dudar aunque la elección fuera arriesgada o politicamente incorrecta.

Djukic nació en la ciudad serbia de Sabac, y siempre se mostró afortunado por ser yugoslavo. Miroslav fue un patriota y lo sigue siendo, un orgulloso defensor de sus ideales, aunque al igual que su fútbol su estilo siempre se encontró muy lejos de la violencia. Cuando Djukic debutó en el FK Macva Sabac, la ciudad enloquecía con su equipo de balonmano, la Metaloplastika de Sabac. De la mano de Veselin Vujović se convirtieron en el mejor club del continente, llegando a ganar la Copa de Europa en dos ocasiones. Djukic aprendió a vivir en sus comienzos en una ciudad de fuerte tradición por este deporte, una simpática coincidencia si pensamos en que Valladolid también estuvo vinculada siempre al balonmano.

Pero Miroslav se convirtió muy pronto en el mejor jugador del equipo, lo que hizo que el Estrella Roja y el Partizán de Belgrado se interesaran por él; la primera gran decisión de su carrera fue rechazar a los dos grandes y aceptar el contrato propuesto por el FK Rad, un humilde club de la capital. Pero no se equivocó ya que con ellos logró alcanzar la internacionalidad, jugar en Europa y conseguir que un club español se fijara en él, el Deportivo de la Coruña. En su país pocos entendieron la decisión de Miroslav: nuevamente rechazaba al Estrella Roja para firmar por un equipo que actuaba en la segunda división española.

El defensa tenía 25 años, ya era padre de un niño e intuía que las cosas en su país no marchaban por buen camino. Firmó por el conjunto gallego en la parte final de la temporada y debutó con una victoria ante el Salamanca; en pocos meses estaba jugando en primera división. Nuevamente no se equivocó. Fue parte del mágico Superdepor que revolucionó el fútbol español de los años noventa. De líbero o central, Miroslav se convirtió en todo un jerarca de la retaguardia de Arsenio Iglesias...

... Y llegó el gran día: el último minuto fatídico del Deportivo-Valencia donde Bebeto, el ídolo de Salvador de Bahía, se borró del lanzamiento. Era difícil decidir, y sólo un valiente asumiría una responsabilidad en la que había poco que ganar (a los lanzadores de penalti sólo se les recuerda cuando fallan) y mucho que perder. La valentía de Miroslav y un penoso lanzamiento le hizo pasar a la historia.

 Miroslav Djukic falla penalti Depor Valencia

Años después Valencia sería su destino tras abandonar el Deportivo. Llegó con 31 años para incorporarse al proyecto de Jorge Valdano. En Mestalla coincidiría con el repescado Romário, con Ortega y con otras viejas glorias del fútbol europeo como Carboni y Angloma. El equipo fue un desastre en los inicios, y gran parte de la crítica se preguntaba... ¿donde te has metido Miroslav? De nuevo, Valencia daría un giro a su vida y demostraría que Djuka no suele equivocarse.

Fue parte del primer gran Valencia. Se proclamó campeón de copa e incluso tres años después pudo celebrar la liga que le pertenecía desde 1994. El Deportivo la había logrado en el año 2000 y muchos se acordaron del elegante central, por fin en 2002 se hizo justicia.

La madurez y la personalidad del maestro de Sabac destacaron durante su carrera deportiva. Su conocida bronca con Santiago Cañizares en Abril de 1999 en el Santiago Bernabeu desembocó en una fuerte discrepancia entre los dos jugadores. El cancerbero de Puertollano tenía la fea costumbre de abroncar a sus defensas cuando éstos cometían errores bajo su criterio. Djukic manifestó a El País tiempo después: “No me hablo con Cañizares, en partidos y entrenamientos sí, pero fuera no nos dirigimos la palabra”.

Otro aspecto controvertido en la carrera de Miroslav ocurrió también en 1999. La OTAN bombardeó Yugoslavia y la federación del país hizo un llamamiento: pedía a los jugadores serbios y montenegrinos que jugaban en las grandes ligas que se declararan en huelga y no jugasen con sus respectivos clubes. El Valencia debía enfrentarse al Racing de Santander y aunque la decisión de salir al campo era voluntaria, Miroslav fue uno de los más vehementes y no jugó. Equivocado o no, sus convicciones personales volvieron a ser decisivas.

Un Miroslav en una parcela muy diferente a la de hace años vuelve a Valencia. Con la misma profesionalidad y temperamento que le hizo triunfar como futbolista quema etapas en su prometedora carrera de entrenador. Su mente está centrada en salvar al Valladolid. Más tarde tendrá que tomar una nueva decisión sobre su futuro... seguro que Djukic no se equivocará.