Una campaña contra el Levante
Encerrona en La Romareda, insultos a Ballesteros e interrogatorio a Juan Ignacio
«No entiendo los insultos contra Ballesteros cuando todavía no había salido ni a jugar. Esta es la afición de un equipo que ha ganado muchas cosas, que ha estado en citas importantes, que tiene prestigio … La verdad es que no lo comprendo. Somos dos equipos intensos y no viene a cuento porque en el campo pasan muchas cosas... Hay acoso y derribo a algunos jugadores que tienen una gran trayectoria deportiva y no está bien menospreciar a ningún jugador». Sin dudarlo, Juan Ignacio dio la cara por Sergio Ballesteros, recibido al grito de “asesino” en Zaragoza, donde al Levante le tenían preparada una auténtica encerrona después de que en el partido de Liga ya saltaran chispas. La noche, como no podía ser de otra manera, terminó con el míster azulgrana abandonando bruscamente la sala de prensa ante lo que se convirtió en un auténtico interrogatorio. “Buenas noches”, zanjó.
La puntilla a todo fue un video tendencioso tras el choque liguero en el que se apreciaba cómo el capitán granota, en pleno fragor de la batalla, insultaba a Postiga. Capítulo por el cual JIM fue inquirido por los medios locales, que le recordaron algunas de aquellas lindezas, entre ellas la de llamarle “gitano”, “hijo de puta” y “saco de mierda”. De los insultos que profirió el zaragocista, nada de nada. Tampoco del codazo previo de Sapunaru a David Navarro, otro de los señalados y contra el que el club aragonés se cebó en su propia web oficial al colgar una presunta agresión posterior a su futbolista. Silencio absoluto también sobre el teatro del portugués anoche después de un leve contacto con el defensa de Burjassot. Más leña al fuego.
Poco queda de aquella relación parcialmente cordial entre Zaragoza y Levante que hace dos años se escenificó con la victoria de los maños en el Ciutat en el último partido de Liga y con la cual consiguieron la permanencia. Un capítulo por el cual una buena parte de la afición levantinista pide cuentas ahora al club y que la tiene con los ánimos encendidos. Y es que los choques de este curso, más allá de una eliminación que a los granotas escuece más bien poco, ha subido la tensión entre ambos equipos y, sobre todo, dos aficiones que desde aquel famoso partido tienen sus más y sus menos, ya que la invasión zaragocista al Ciutat dejó también mucho descontento por el camino.
Sin embargo, lo cierto es que el origen de esta animadversión contra el Levante en general por su supuesta dureza y en especial contra futbolistas como Ballesteros y Navarro está en el partido contra el Real Madrid y toda la trifulca posterior en la zona de vestuarios. El rodillo mediático y sus consecuencias no han sido en balde para un Levante cuya política de comunicación es no entrar al trapo ante el “monstruo” de la prensa madridista pese al daño a su imagen. Son ya numerosos los aficionados que piden una reacción institucional, pero con estoicismo desde el club se considera que sería mucho peor el remedio que la enfermedad.